A través de varias infografías, la plataforma Sijena Sí muestra a golpe de vista el «grave» impacto que causarán los cinco «gigantescos» aerogeneradores que está previsto instalar en el entorno del monasterio de Sijena, declarado Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural. Las recreaciones han sido realizadas en base a los datos publicados en el BOE, la toma de fotografías y la ayuda de programas informáticos, con el fin de que la población pueda tomar conciencia de las verdaderas dimensiones del proyecto, que está impulsado por Forestalia y que ha obtenido la autorización previa del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Los molinos miden 200 metros, es decir, el doble que las torres del Pilar de Zaragoza, una altura muy superior a los parques eólicos actuales. Por sus dimensiones y situación, ubicados a entre 1 y 2 kilómetros del monasterio, «su instalación supondrá un descomunal impacto visual», indican desde la plataforma, después de realizar dos infografías diferentes, una panorámica y otra interior, donde se ve que serán visibles desde el interior de los propios claustrillos. «A nadie se le ocurriría colocarlos, por ejemplo, junto a otros monumentos nacionales como Loarre o San Juan de la Peña», critican.
La plataforma Sijena Sí se muestra contraria al posicionamiento adoptado por el departamento de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, que ya argumentó que los aerogeneradores están «fuera» del entorno de protección del monasterio (300 metros). «No hay una afección directa sobre el bien y por lo tanto, cualquier recurso que pudiéramos presentar no tendría recorrido legal», dijeron.
Para Sijena Sí, «el espíritu de la ley que protege al monasterio hablaba más bien de instalaciones inapropiadas a la cercanía del monumento (una discoteca, una granja de cerdos…), pero no podía prever una situación como la que estamos viendo, donde el impacto visual y acústico puede afectar seriamente al valor turístico y artístico del monumento». Desde el colectivo, tampoco se entiende que sustenten su inacción en la falta de recorrido legal del recurso, dado que «el Gobierno de Aragón tiene derecho a instar al Gobierno de España a considerar de forma especial este espacio, y las consejerías aragonesas de Turismo, Industria y Medio Ambiente deberían estar trabajando en este caso».
Sijena Sí lamenta profundamente que, tras tantos años de luchas por conseguir el retorno del patrimonio expoliado por los museos catalanes, «venga una empresa aragonesa, con la complicidad o la dejadez de nuestras propias instituciones, a degradar el entorno cuando ese parque eólico podría instalarse en una zona con menor afección y más consenso», subrayan.
Ante ello, y para intentar detener el avance del proyecto, la plataforma se unirá a otros colectivos en la manifestación que el próximo domingo, 7 de abril, tendrá lugar a mediodía en la Glorieta de Sasera, convocada por la Plataforma 13 de marzo-Aragón por la Racionalidad Energética, bajo el lema ‘Renovables sí, pero no así’. Y, además, anuncia que convocará en breve una concentración en el monasterio y llevará sus reivindicaciones ante las diversas instituciones responsables del proyecto Octante.
Sin respuesta de la DGA
El alcalde de Villanueva de Sijena, José Jaime Castellón, también critica la inacción y en especial, el silencio del Gobierno de Aragón. De hecho, el primer edil sigue esperando una respuesta a la solicitud de reunión que hace casi dos meses dirigió al consejero aragonés Turismo y Medio Ambiente, Manuel Blasco. Tampoco han sido atendidas sus llamadas al departamento de Patrimonio Cultural.
El consistorio ya presentó un recurso de alzada contra el proyecto Octante, por su «negativo» impacto sobre el monasterio y la propia población. Para el primer edil, resulta «inconcebible» que hayan elegido ese emplazamiento y además, lo hagan «de espaldas» a la opinión e interés de la propia población. «No nos interesa este tipo de progreso, con promotores que vienen, se instalan en nuestro territorio y ni siquiera preguntan», subraya Castellón. «Se saltan varias líneas rojas y además, lo hacen con la complicidad o, al menos, el silencio de la administración, que parece mirar hacia otro lado», denuncia.