No fue a por el premio, pero se lo mereció y se lo llevó. Elena Casaña, natural de Albalatillo, se plantó este domingo en la Sala Mozart de Zaragoza con el único objetivo de disfrutar y despedirse satisfecha del Certamen Oficial de Jota Aragonesa. Y, precisamente, esa falta de presión pudo ser clave para realizar una actuación redonda, con la que emocionó y triunfó.
La monegrina se llevó su tercer Premio Extraordinario de Canto y se convirtió en la primera altoaragonesa en hacer triplete en el certamen de las fiestas del Pilar de Zaragoza, el más exigente y anhelado por los joteros y joteras. «El premio no era mi objetivo, la verdad; había decidido que iba a ser mi última participación y únicamente, quería despedirme del escenario satisfecha con mi actuación», explica la cantadora. Pero el jurado vio lo mismo que el público, que vibró con su interpretación y, como presagio de lo que iba a suceder, alargó su ovación hasta el punto de obligarla a salir otra vez al escenario.
Aunque no fuera su objetivo, o quizás por lo inesperado de la victoria, Elena Casaña recibió el galardón «con enorme emoción». «Cuando escuché mi nombre salí como ‘una potra salvaje’», reconoce la monegrina, que se muestra «muy feliz y orgullosa». En 2017, consiguió su primer Extraordinario; y en 2021, el segundo. Ambos los compartió además con otro monegrino, Javier Badules, que este año no compitió.
Pero sí hubo otros joteros del territorio. Al extraordinario, acudió otra amiga y compañera de Elena Casaña, Mercedes Budios, natural de Sariñena, que tampoco tuvo suerte en esta ocasión. «Ojalá el próximo sea para ella; ese es mi deseo», señala la jotera de Albalatillo, que ha marcado un hito en la historia de la jota y que cierra a lo grande su etapa en el Certamen Oficinal de Jota Aragonesa. «Ya no voy a volver», remarca. De hecho, este año acudió animada por su profesora, Laura Martín, y además, con el ánimo de quitarse una espinita con una de las jotas que interpretó, ‘Los ramales’, que años atrás le costó un premio de 3.000 euros en el concurso ‘Dándolo todo jota’ de Aragón Televisión. «No la interpreté bien y me costó caro; así que quería tener otra oportunidad de demostrar que podía hacerlo y desde luego, el escenario era el ideal para desquitarme», explica la jotera de Albalatillo.
Elena Casaña interpretó también la jota obligada, ‘Un baturro se perdió’, y, entre las libres, su otra elección fue ‘Tan presumida y galana’. Para completar su actuación, ofreció tres rondaderas, la última dedicada a su madre y sus dos hijos, ‘Por tres amores suspiro’, con letra de otro monegrino, Pablo Gracia. Además, eligió vestirse de fragatina, al igual que en 2021, donde llegó apresurada, dejándose parte de la vestimenta, y por lo tanto, sin poder lucir el traje con el orgullo y respeto que merece. También allí se desquitó y además, con amor, ya que su propietaria es otra gran jotera y amiga, María Grúas, que siempre ha estado con ella entre bambalinas y que esta vez no podía acompañarla. Así, y aunque no lo pretendía, todo se alineó para el triunfo, con la ayuda y aliento de los que de una u otra forma estaban acompañándola.
Aunque se despida de la sala Mozart, Elena Casaña todavía tiene un reto como jotera: ganar el Certamen Oficial de Jota de Huesca. «Como oscense, no puedo tener tres de Zaragoza y ninguno de Huesca», afirma. La oportunidad le llegará en enero.
También habrá pronto nuevas oportunidades para los que volvieron de la capital aragonesa de vacío, pero con el orgullo de haber accedido a la final y demostrar su talento. En el ordinario, estuvo otro monegrino, Antonio Benedí, de Frula, y en las categorías infantiles, Alejandro Elbaile, vecino de Grañén, que lleva muy poco tiempo colocándose ante el micrófono y que puede considerarse otra de las grandes promesas de Los Monegros. Con premio, el segundo en categoría infantil, sí regresó otra monegrina, Aurora Usón, vecina de la localidad La Almolda. En su caso, aunque con cambio de categoría, es el tercer año que se lleva premio. Otra gran promesa.