Los Monegros es la comarca aragonesa con más dances vivos de Aragón. En total, se conservan once, entre ellos, algunos de los más completos, ya que conservan la participación de varios personajes y la parte teatralizada. También hay constancia de que existieron otros en el pasado como los de Albalatillo, Peñalba o Monegrillo, a los que ahora hay que sumar uno más, el de Lalueza, del que nadie tenía constancia ni sospecha hasta la fecha.
La primera referencia histórica sobre su existencia ha sido encontrada por la investigadora Gemma Grau, natural de Sariñena, en el libro de actas de La Cartuja de las Fuentes, que fue adquirido por la Diputación Provincial de Huesca y que comprende los principales eventos ocurridos en el conjunto monacal entre los años 1672 y 1834, entre ellos, el inicio de las obras del nuevo monasterio el 15 de junio de 1714. También detalla asuntos como las entradas de novicios, compras y arriendos de tierras y ganado.
Otro de los hechos reseñados es el traslado de la imagen de Nuestra Señora de Las Fuentes desde el viejo convento a la sala capitular del nuevo edificio, en obras por entonces, que tuvo lugar el 28 de abril de 1756. Y es la crónica de ese acontecimiento la que habla con detalle de la participación del dance de Lalueza, que acudió con varios cuadros y personajes y además, acompañado de la tradicional gaita de boto aragonesa.
Según explica la investigadora, «la descripción apareció leyendo el libro en busca de datos para otro tema, por lo que fue una absoluta sorpresa». «No solo por lo detallado de la descripción, que aporta mucha información, sino por tratarse de un dance que ni sospechábamos que había existido», añade. Además, tal y como explica, la crónica «nos documenta el esquema general del dance monegrino a mediados del siglo XVIII, igual que el actual, con sus personajes, dichos a la Virgen y la presencia del gaitero, así como su asistencia a celebraciones y ocasiones especiales más allá de las fiestas patronales, que es el escenario en el que hoy se conservan».
La crónica de aquel 28 de abril de 1756 está escrita por el Vicario de la Cartuja, fray Manuel Regales, señalando que con motivo del traslado de la Virgen del viejo al nuevo edificio fue organizada una procesión «con mucho concurso de gentes». La misa se hizo en la portería, ubicando el altar «a la parte de afuera», donde se colocó la Virgen, «ricamente vestida, con muchas luces, alfombras y otros adornos», y la misa fue cantada por el canónigo Maestrante de la Seo de Zaragoza, según recogen las actas. Desde allí, la imagen fue trasladada en peana y «bajo un rico palio» a su nueva ubicación en procesión, la sala capitular, ya que el edificio seguía en obras y su traslado al altar –su lugar definitivo- llegaría 21 años después.
La crónica cuenta que «el concurso de gentes de diferentes lugares fue grandísimo, y para poder ver a Nuestra Señora unos subían por los tejados, otros por las enramadas que se hicieron para la defensa del sol y enfrente del altar, en La Plana, más de 81 carros toldados con gente (…) cuatro coches incluso una galera». También de describe que «fue tanta la conmoción de las gentes que prorrumpieron (sic) en suspiros, sollozos y lágrimas al ver a Nª Sª tan hermosa y tan majestuosa».
De acuerdo a la misma crónica, y como era habitual en otras ocasiones similares, se invitó a participar en el acto a la vecina villa de Sariñena, y se recoge que «también pidió licencia el Lugar de La Lueza para que los dejaran venir con dances; se les concedió; y vinieron doce Danzantes; con su Capitán; paje; Mayoral y Rebadán; y fueron Danzando al son de la Gayta en las dos Procesiones que se hicieron delante; y concluida la Misa; danzaron de nuevo; y dijeron con mucha gracia y donaire y alegría cada uno su dicho; y oración delante de la santa Ymagen de Nª Sª la Madre de Dios; y después por la tarde concluida la función volvieron a danzar muy alegres y volvieron a decir sus dichos muy devotos y doctos…»
«La crónica -explica Grau- nos habla de un dance con sus principales personajes, que actuó con tres cuadros al son tradicional de la gaita y que dijeron sus propios dichos. Es decir, estamos ante un dance que de haberse conservado, contaría con los elementos tradicionales de estas formaciones». Hasta la fecha, se sabía que el dance de Sariñena, que ahora va en procesión a la ermita de Santiago, acudía cada primavera al monasterio hasta el siglo XX y que Lalueza contó durante siglos con una romería similar, que salía desde la Cruceta, «por lo que no es descabellado pensar que su dance acompañaba a los romeros de igual manera», concluye Grau.
La investigadora es autora de libros sobre la historia de los pueblos de colonización monegrinos Curbe y La Cartuja de Monegros, y de la monografía ‘Sariñena en guerra’. También ha publicado artículos, como Sariñena en el camino jacobeo, sobre el hospital medieval de peregrinos de la capital monegrina.