El retablo de Pallaruelo de Monegros

Martín de Soria, sobrino de Blasco de Grañén, es el autor del retablo, salvado en parte por Apeles Fenosa.

A la  repentina muerte de Blasco de Grañén ( 1400?-1459), su sobrino Martín de Soria (documentado 1449-1487) se hará cargo del taller, de los trabajos inconclusos de su tío, y de los pagos que éste tenía pendientes a sus colaboradores. Entre los retablos no acabados estaban el de Épila y el importante retablo del altar Mayor de la parroquia de San Salvador en Ejea de Los Caballeros.

 

Será en 1934 cuando la figura de Martín de Soria empezará a cobrar interés propio al descubrirse su nombre “Martín de Soria pto” y probablemente la fecha en la que lo realizó, “1485”, en dos tablas del retablo mayor de la iglesia parroquial de Pallaruelo de Monegros, hoy desaparecidas. Fueron los hermanos Albareda los que reconocieron la inscripción en la escena de la Resurrección, y Randolph Chandler Post el que localizó la fecha escrita con numeración romana en la escena del Nacimiento.

 

Como datos biográficos tenemos la constancia, a través del Archivo Histórico de Protocolos de Zaragoza, que fue pintor de retablos durante prácticamente 40 años, residió en la capital aragonesa y tuvo gran valía profesional, ya que figura un gran número de contratos en localidades de las tres provincias aragonesas, entre ellas, Huerto, cuyo retablo aún pudo conocer Ricardo del Arco. Estuvo casado con Catalina Velart y tuvieron cinco hijos, continuando el mayor de ellos, Juan, con el taller de su padre.

 

La  popularidad entre los pintores, la fama y la categoría artística de su difunto tío, pudieron proporcionarle los primeros clientes y facilitarle el inicio de su carrera. Mientras vivió Blasco de Grañén, veló por su sobrino y en la documentación aparece que en 1452 ambos residen temporalmente en Sariñena, y Grañén aparece como procurador de su sobrino y como fiador en la capitulación de un retablo en 1457.

 

Su estilo marca la evolución del gótico internacional a las formas naturalistas del maestro Jaime Huguet, con el que a veces se le confunde. La expresión un tanto melancólica de los rostros y el uso de turbantes o elementos de marcado carácter oriental, son características de sus trabajos. Martín de Soria estaba al tanto de los modelos contemporáneos y se servía para algunas de sus composiciones de la serie de estampas dedicadas a la Pasión de Cristo de Martín Schongauer (de 1480).

 

Durante 451 años el monumental retablo pintado por Martín de Soria ocupó el frente de la capilla mayor de la iglesia parroquial de Pallaruelo de Monegros, gran parte de él desapareció en 1936. Se salvaron las tablas del banco (93 x 367cm.) con escenas de la Pasión de Cristo (Oración en el Huerto, Beso de Judas, Jesús ante Pilatos, Camino del Calvario y Crucifixión) y la escena de la Circuncisión (155 x 75 cm.) en el cuerpo del retablo, que podemos ver en el Museo Diocesano de Huesca.

 

En este 2016, se van a cumplir 80 años de estos hechos, puede ser interesante recordar algunos aspectos en las siguientes líneas.

 

¿CÓMO SE SALVARON ESTAS  Y OTRAS TABLAS DE SU DESTRUCCIÓN?

Durante la Guerra Civil, mucha gente arriesgó su vida por salvar todo lo que pudo del patrimonio artístico religioso, mientras muchos más se dedicaron a destrozarlo o robarlo: como muestra de “venganza” contra todo lo que la iglesia representaba, para conseguir dinero con el expolio de alguna pieza, y otras veces sin ningún motivo. Si no tenían importancia las vidas, ¿qué podía importar “todo eso”? Parece claro que el objetivo preferido de los incontrolados fue el patrimonio religioso.

 

Entre las personas que se dedicaron a salvar nuestro patrimonio, ocupa un lugar destacado un escultor catalán al que no se le ha agradecido suficientemente su esfuerzo: Apeles Fenosa (1899-1988).

 

Leyendo su biografía, encuentras datos tan curiosos como que su padre, anarquista, bautizó a sus tres hijos en la catedral de Barcelona. También que Apeles Francisco Antón Fenosa, nace un 16 de mayo de 1899, siendo el menor de los tres hermanos: Óscar nace en 1897 (así llamado para protestar contra el intento de procesar a Oscar Wilde), Palmira en 1898 (en alusión a las ruinas de la ciudad de Palmira, en Siria) y Apeles en 1899 (en homenaje al poeta Apeles Mestres). A los 14 años, su padre lo quería destinar a la hostelería, él se rebeló y su padre le echó de casa. Fue a hablar con Gaudí, estudió dibujo y pintura, quiso alistarse como voluntario en 1914 para luchar por Francia, pero fue rechazado por menor.  En 1920 decide no hacer el servicio militar y escapa a Francia, donde desarrollará su carrera y conocerá a Picasso y otros grandes artistas. En 1929 vuelve a Barcelona.

 

El 18 de julio de 1936 el alzamiento de Franco sorprendió a Fenosa, y desde el primer tumulto que se registró en Barcelona, se opuso al saqueo de las iglesias.

 

En la prensa de la época, los anarquistas exponían las razones de su actuación: “Nos hemos apoderado de aquello que nos pudiera ser útil para los fines revolucionarios y costeamiento financiero de la revolución y después incendiado los edificios religiosos, que son vergüenza de nuestro pueblo, para dejarlos reducidos a la nada, de donde no debieron haber surgido” (Solidaridad Obrera, 25 de Julio 1936).

 

Con más voluntad que medios, durante tres años, desde el golpe militar hasta el final de la guerra, un grupo reducido de personas llevaron a cabo una labor encomiable poniendo, a veces, en riesgo su vida. Sabemos que algunos de ellos fueron detenidos y fusilados, tras ser confundidos con saqueadores y que las dificultades que comportó salvaguardar el patrimonio fueron enormes.

 

La Generalitat puso a disposición de Fenosa un camión, un chófer, un soldado y un arma. Recorrió Cataluña y Aragón, a menudo con su primo Ramón Florensa, y así salvó del fuego, a veces en el último momento, muchas obras maestras.

 

En el semanario  Mirador 27, el periodista Roe publicó una entrevista de Fenosa, bajo el título “Cataluña ha salvado en Aragón un tesoro artístico”, y así en palabras del escultor describía sus heroicas actividades:

 

“Intentamos salvar el tesoro artístico de Huesca y de Zaragoza, poniendo remedio, en la medida de lo posible, a las destrucciones de la guerra y de la revolución. Intentamos salvarlo y posteriormente, una vez acabada la guerra, lo devolvimos al pueblo de Aragón, después de haber procedido a los trabajos de restauración necesarios, como homenaje, como testimonio de amistad y solidaridad del pueblo catalán”.

 

Unos porteadores improvisados y poco hábiles le ayudaban a descargar las obras del camión. Fenosa lo contó así:

 

“Es un trabajo ingrato y no comprendido por la gente. Un día me confundirán con un ladrón, por alguien que se dedica al pillaje, y me matarán”. Ingrato a causa de los que, sabiendo todo esto, sin haber hecho nada para salvarlo, una vez que ven que está a salvo, le tratan de ladrón y de vampiro de un pueblo.

 

“He recibido una carta (se explica él) de un individuo que nos acusa a todos los catalanes, de aprovechar las circunstancias actuales para expoliar a un pueblo que no sabe lo que tiene. Nos trata de fenicios, de piratas del arte, y de no sé qué más. Hay mucha gente como el autor de esta carta. Pero ellos no han hecho nada para ayudarnos, para salvar algo, lo que sea. Son los eternos críticos, incapaces, por cobardía, de emprender esta tarea por propia cuenta.”

 

Nos cuenta su paso por Grañén, Lanaja, Tardienta y Pallaruelo:

“A Grañén llegamos cuando estaban partiendo los trozos de un magnífico retablo, espléndido, para hacer leña. Trozo a trozo, lo recompusimos hasta la última astilla. Pero lo más bello, lo más precioso, ya se había perdido”.

 

“En Lanaja, el viento ya ha debido de llevarse las cenizas de un tesoro muy importante, conocido en todo el mundo. Sólo hemos podido salvar dos tablas muy buenas del siglo XV. Sé que la historia reconocerá las preocupaciones y los malos momentos que pasé para salvarlas”.

 

“En Tardienta, Shum salvó algunas cosas y estuvieron a punto de fusilarle. No lo comprendían”.

 

“A Pallaruelo de Monegros llegué a medio día con una ambulancia. Aunque mucha gente se pasea en coche para darse importancia, nosotros, que estábamos salvando millones y millones, no conseguimos encontrar un coche de turismo. Descubrí un retablo soberbio de diez metros de alto, que estaban desmontando en el patio del Comité. ¡Querían hacer leña con él para el invierno! Después de pelearme con todo el mundo, hasta el punto de pasar casi por fascista, conseguí meter tres piezas en la iglesia. El Comité me prometió que pondría a salvo el resto, mientras que yo iba a buscar un medio de transporte. Tenía miedo de que se pusiera a llover; fui todo lo deprisa que pude, pero llegué en el momento que caía un aguacero que destruyó casi todo el retablo. Entonces el Comité, al que yo había prometido un maestro de escuela y una biblioteca, no me dejó coger el retablo mojado, diciendo que quería una camioneta a cambio. Pero eso no vale nada para ustedes, pues dejen que se moje y se pudra (les dije). Para nosotros no, pero se puede utilizar para hacer leña, al parecer, para usted tiene mucho valor. Entonces páguelo. Y como no tenía camioneta que darles, el retablo se quedó allí. Era una maravilla, pero, al estar expuesto a la lluvia y al sol, no quedó nada de él.”

 

Otro fragmento muy interesante que aparece en la biografía de Apeles Fenosa, es el siguiente:

 

“Tenemos intención de devolver solemnemente los retablos aragoneses, una vez restaurados y puestos a punto. Pertenecen a un pueblo que tiene el derecho de quedarse con ellos. Cataluña tendrá el orgullo de haberlos salvado, de haber hecho un acto de civismo. En Aragón crearemos un Museo de Arte aragonés. Creo que lo conseguiremos. Pero si aumenta la desconfianza, tendremos que dejarlo todo tal como está. Tanto peor para ellos. Pero a pesar de todo, hay que esperar que comprendan nuestro esfuerzo y, al mismo tiempo, la honradez de nuestras intenciones. Y que no permitan que desaparezcan lentamente, en medio de las pasiones que despierta con razón la lucha antifascista, tesoros de los que mañana pueden sentirse orgullosos. Nuestro trabajo y nuestras penalidades se verán ampliamente recompensados el día bendito en que podamos ofrecer al pueblo de Aragón, junto con su libertad, sus grandes tesoros artísticos, una vez efectuados los trabajos de restauración y conservación, como una prueba de manifiesta solidaridad y fraternidad”.

 

Las obras salvadas que cita Fenosa de estas cuatro localidades de Monegros, se encuentran conservadas: una en su lugar, el retablo de Grañén; y las tablas de los otros retablos se hallan en el Museo de Zaragoza (las de Lanaja) y en el Museo Diocesano de Huesca (las de Tardienta y Pallaruelo).

 

A este artículo, acompaña una imagen del retablo completo de Pallaruelo de Monegros, que ha sido cedida por el Archivo Mas de Barcelona, y además, es posible ver en este enlace otros detalles de las tablas conservadas. En este caso, las imágenes son de Fernando Alvira.

 

Alberto Lasheras

 

Muchas gracias a Dña. María del Carmen Lacarra Ducay por permitirnos usar información de sus trabajos, y a Fernando Alvira Lizano por sus fotografías.

 

Fuentes:

-Nuevas noticias sobre Martín de Soria.  Artigrama nº 2 .Mª Carmen Lacarra Ducay.

-Museo Diocesano de Huesca.

-Biografía de Apeles Fenosa. Nicole Fenosa

-Fotografías de Fernando Alvira Lizano. Patrimonio de Huesca.

AGENDA

Hasta el 9 de marzo

La exposición “Éxodo desde Ucrania. La mirada de las mujeres” en Tardienta. La muestra, que une fotografía y poesía, se puede visitar los domingos de 18.00 a 20.00 horas en la sala municipal. Más información.

 

 

12 de abril

II Trail de Los Torrollones. Este año, como novedad, habrá pruebas infantiles. Más información

 

25 y 26 de abril

Orbea Monegros. La prueba conmemorará su 25 aniversario y las inscripciones ya están abiertas. Más información