Los más pequeños han sido los encargados de estrenar esta atípica vuelta al cole, donde ha habido ilusión, pero también preocupación e incertidumbre. Los docentes han recibido a sus alumnos con mascarillas y pantallas de protección y, una vez en el interior, les han animado a respetar la distancia de seguridad. Todo con el objetivo de cumplir con las medidas de contención frente al coronavirus.
Los colegios han reabiertos sus puertas seis meses después de que el curso se detuviera con motivo de la declaración del Estado de Alarma. Y lo han hecho con cambios importantes. De hecho, como primera medida, la incorporación de los alumnos ha sido escalonada y continuará a lo largo de los próximos días, en los que, al mismo tiempo, se irán poniendo en uso otras medidas como la utilización de entradas diferentes o la separación de grupos en patios o comedores.
En Los Monegros, la primera jornada ha trascurrido con relativa normalidad, aunque con algunas dificultades. En el colegio Santiago Apóstol de Grañén, todavía están pendientes de la llegada de un auxiliar de Educación Especial así como de la contratación de una persona dedicada a la limpieza del comedor escolar, que, según el equipo docente, depende de la DGA, y otra de refuerzo para la limpieza y desinfección de los espacios comunes durante la jornada lectiva, que debe ser contratada por el consistorio. El alcalde del municipio, Carlos Sampériz, se ha comprometido a dar solución a ambas cuestiones. A la primera, de forma provisional, a la espera de la respuesta de la DGA.
También resta perfilar cuestiones relacionadas con el transporte y el comedor, especialmente relativas al horario, justo lo mismo que sucede en el colegio La Laguna de Sariñena, donde, al igual que en Grañén, señalan que cuesta comunicarse con la DGA y obtener respuestas. El centro de la capital monegrina es el que suma más alumnos. En total, se han matriculado 330. Allí, al igual que en el resto, han aplicado el correspondiente plan de contingencia, con entradas diferenciadas, la creación de grupos estables de convivencia o el cierre de aulas comunes, donde, de llegar a ser necesario, aislarán a cualquier alumno que presente síntomas compatibles con covid-19.
La vuelta a las aulas ha sido más sencilla en los colegios pequeños o unitarios. En algunos, han podido incluso incrementar las propias medidas de seguridad e higiene dictadas desde los estamentos oficiales. En Sena, como ejemplo, los padres de los 35 alumnos matriculados han acordado que los alumnos dispongan de un calzado exclusivo para el colegio y además, utilicen un mismo modelo de mascarilla y bata. Las medidas han contado con el apoyo del Ayuntamiento.
En el CRA Monegros Hoya, su director, Pablo Gracia, también ha agradecido la excelente coordinación entre el centro y el consistorio, que ha ampliado el contrato de la limpiadora y además, ha colocado dispensadores de jabón y papel en los aseos. También ha sido vallada una parte del patio que da acceso a un parque municipal.
En este centro, ha tenido lugar un importante incremento de las matrículas gracias a la llegada de varias familias a las poblaciones integradas. En total, se han matriculado 86 alumnos y además, han estrenado nueva ruta escolar entre las localidades de Sodeto, Poleñino y Lalueza.
Para Gracia, se trata de una vuelta al colegio «esperada, a pesar de las incertidumbres». «Hay que regresar, con respeto y prudencia, pero sin miedo. Los niños tienen que volver al lugar en el que llevan a cabo su aprendizaje, interactúan, disfrutan y conviven», indica el docente.