El Ayuntamiento de Sariñena ha ideado un sistema que permitirá a partir de la próxima semana que los usuarios de su residencia municipal puedan volver a ver a sus familiares y allegados tras dos meses y medio confinados. El centro todavía está lejos de poder reabrir sus puertas, ya que deben pasar 28 días desde que el último de sus internos contagiados obtengan el alta médica y ahora mismo, aún hay dos que siguen dando positivo en las PCR, aunque se encuentran bien y asintomáticos.
El consistorio está construyendo un habitáculo adosado a una habitación que da al exterior, al que accederán los familiares desde la calle, sin necesidad de entrar en la residencia. La habitación, donde estará el interno, y el habitáculo estarán separados por una pared con una amplia mampara de metacrilato, lo que permitirá el contacto visual y evitará cualquier riesgo. Los residentes y las familias podrán hablar a través de interfonos.
A través de una carta, el Ayuntamiento de Sariñena ha informado de esta iniciativa al conjunto de las familias, donde aprovecha además para expresarles su reconocimiento por su «entereza» así como para agradecer su «cariño, empuje y ayuda».
La misiva está firmada por el alcalde del municipio, Juan Escalzo, que recuerda que la residencia sigue siendo «un centro positivo y por ello, todavía queda mucho para poder reanudar las visitas con la normalidad que este virus permita». De hecho, como mínimo, calcula que la reapertura del centro se dilatará sobre mes y medio.
Ante esta situación, el edil desarrolla el sistema ideado, consciente, según dice, de que las familias necesitan ver a sus seres queridos, lo que además «redundará en una mejora de su estado de ánimo y vital».
Escalzo también vuelve a mostrar su pesar por los residentes y vecinos que no han podido ganarle la batalla al coronavirus y recuerda la intención del consistorio de rendirles un homenaje conjunto. También subraya el titánico esfuerzo realizado durante estos meses con el único objetivo de velar por la salud de todos, subrayando la «cooperación» y el «compromiso» hallado en concejales, trabajadores, asociaciones, voluntarios y vecinos.
Última alta hospitalaria
Ahora mismo, estable es la palabra que mejor define la situación de la residencia municipal de Sariñena, donde fue detectado el pasado mes de marzo un importante brote de coronavirus que obligó a su cierre total, confinando a trabajadoras e internos.
En total, resultaron contagiados 26 usuarios con PCR positiva. De ellos, nueve fallecieron, doce tuvieron que ser traslados y pudieron superar la enfermedad y cinco se recuperaron en el propio centro. A lo largo de este tiempo, murieron además otros siete internos, de los que dos dieron negativo en covid y cinco no fueron sometidos a las pruebas de detección.
La última de los doce internos trasladados en recibir el alta y regresar a la residencia ha sido Purificación Martínez, vecina de Sariñena, que volvió la pasada semana, tras un largo periplo. De hecho, la mujer, de 87 años de edad, fue una de las primeras en abandonar el centro tras dar positivo en covid-19.
«Su compañera de habitación resultó contagiada y después, mi madre tuvo algunas décimas de fiebre. La prueba dio positiva y el resultado nos metió el miedo en el cuerpo, dadas las patologías que ya sufría», explica su hija, Puri Conte.
La mujer, junto a otros internos del centro, fue trasladada a la residencia para positivos La Abubilla de Yéqueda, donde permaneció durante tres semanas, sin dar nuevos síntomas, lo que fue «toda una sorpresa». «Ni una tos», indica Conte. La familia se muestra muy agradecida con el trato dispensado a su madre y con las llamadas diarias recibidas desde este centro. «Tuvimos hasta alguna videollamada», señala.
Tras tres semanas y con PCR negativa, Purificación Martínez regresó a Sariñena, «feliz y fuerte, tras ganarle la batalla al coronavirus», apunta su hija. La mujer fue despedida entre aplausos en La Abubilla y después, recibida con la misma efusividad en la capital monegrina, donde ingresó en el espacio habilitado por el consistorio, del que tuvo que salir por una fisura en la cadera con destino al hospital San Jorge. Allí, tras complicarse su estado, fue sometida a una nueva prueba diagnóstica y volvió a dar positivo en covid. «No sabemos si falló la PCR anterior, si la enfermedad se reactivó o si volvió a contagiarse», señala su hija, que, junto a uno de sus tres hermanos, pudo conseguir un justificante para trasladarse desde Cataluña y visitar a su madre.
En esta ocasión, el virus resultó más dañino, incidiendo con dureza en el estado físico y emocional de la mujer, según explica Conte. No obstante, Purificación Martínez aguantó el tirón y tras varias semanas en San Jorge y después, en el Provincial, pudo superar la enfermedad. «Ha perdido mucho. De hecho, ha salido con oxígeno y en silla de ruedas. La segunda batalla con el bicho -como ella lo llama- ha sido muy dura, pero ha demostrado ser una luchadora», señala su hija.
Además, tal y como esperaban, ha comenzado a experimentar una mejoría notable desde su vuelta a Sariñena, «gracias al cariño y mimo de las trabajadoras de la residencia municipal», indica Conte, que, al igual que otras muchas familias, está deseando poder hacer uso del nuevo espacio habilitado por el consistorio para ver a su madre.
«Hemos pasado momentos muy duros y angustiosos, esperando cada día una llamada para saber su evolución y estado. Ahora, ya estamos más tranquilos y solo deseamos que llegue pronto el momento de volver a abrazarnos», concluye.
