Los médicos de Atención Primaria también plantan cara al coronavirus. Aunque alejados del epicentro de la pandemia, su labor resulta vital, ya que «somos la primera línea de contención frente a la epidemia» y además, son «el principal apoyo de muchos de los pacientes contagiados», tal y como señala Domingo Ara, coordinador del centro de salud de Grañén, situado en la zona norte de Los Monegros.
Su función sigue siendo la habitual: diagnosticar y tratar. Ahora bien, la actual situación sanitaria les ha obligado a modificar sus protocolos. «La mayoría de los casos se resuelven por teléfono, salvo si resulta necesaria una exploración, que se lleva a cabo en el domicilio del paciente o en el propio consultorio», indica Ara. También se procede así en los casos sospechosos de coronavirus.
A diario, los pacientes con síntomas compatibles con Covid-19 reciben la llamada de los profesionales del centro de salud de Grañén, que son los encargados de valorar su estado y tratar sus síntomas. En esta zona de salud, de la que depende una población de unas 4.200 personas repartidas en varias localidades, la incidencia es baja, con un total de 26 casos, según los datos manejados por el Gobierno de Aragón.
«El seguimiento se realiza a través del teléfono. Tenemos una agenda con todos los afectados y hablamos con ellos cada día, prestando atención a su estado general así como a la aparición de problemas respiratorios. De haber alguna complicación, se acude al domicilio o se deriva al centro hospitalario», explica Ara. Hasta ahora, los desplazamientos han sido escasos, lo que les permite disponer todavía de material de protección suficiente, incrementado además con donaciones de diferentes grupos solidarios.
«Aquí la situación está controlada. Las residencias de la zona se mantienen sin casos conocidos hasta la fecha y únicamente, tenemos algunos casos entre la población», indica Ara. Para estos pacientes, sus médicos de familia «son un apoyo fundamental», ya que el impacto y novedad de esta enfermedad genera dudas, recelos y temores. «Solo tienen que levantar el teléfono y nos tienen», añade el facultativo, que, al mismo tiempo, incide en la confianza que inspira en el paciente escuchar una voz amiga al otro lado de la línea telefónica, ya que muchas veces es tratado por su propio médico de cabecera. «No es un proceso fácil y por lo tanto, es fundamental que el paciente esté tranquilo y que se sienta acompañado», señala Ara.
Además del apoyo a la persona contagiada, la labor de estos médicos de Atención Primaria es vital a la hora de evitar colapsos en los centros hospitalarios. «Somos el primer dique de contención», explica el médico, ya que, al igual que ante cualquier otra patología, «podemos diagnosticar y tratar, evitando el desplazamiento masivo de pacientes a las urgencias». «Se trata de una función primordial en una situación como la actual, ya que evitamos la sobrecarga del sistema por detrás de nosotros», añade.
Desde el inicio de la crisis, los consultorios periféricos quedaron cerrados y la actividad se centralizó en el centro de salud de Grañén, con una plantilla de 25 profesionales, que establecieron un sistema rotativo de turnos. De mantenerse la situación actual, con una baja tasa de contagios, los horarios tenderán a normalizarse y de nuevo, la mayoría de facultativos prestarán servicio durante la mañana. Ahora bien, hasta nueva orden, los consultorios periféricos seguirán cerrados.
Ahora bien, Ara advierte que es muy posible que se den nuevos picos, cuyo impacto dependerá de la forma en la que se articule el reinicio de la actividad así como del mantenimiento de las medidas preventivas. «La transmisión se está estancando, aunque esta pandemia no debe verse como una oleada que pasa y ya está, es más parecido a una ola que llega al fondo de la habitación, choca y vuelve», concluye.