Sariñena sigue teniendo motivos para sonreír. La localidad ha asistido al nacimiento de un nuevo niño, Saúl, el tercero que llega en plena crisis del coronavirus. A diferencia de los dos anteriores, el parto ha tenido lugar en el propio municipio, sin tiempo de que sus progenitores llegaran al hospital más cercano.
«Noté las primeras molestias a las 4.20 y a las 5.05, ya estaba fuera», señala la madre de este nuevo vecino de la capital monegrina, Lavinia Popescu, que, junto al niño, se recupera del parto en el Hospital de Barbastro. Ambos fueron trasladados allí ante la falta de ambulancias en San Jorge.
El bebé nació en casa de sus abuelos maternos, donde se encontraba su progenitora desde hace varias semanas guardando reposo. «No dio tiempo de llegar al hospital; fue todo muy rápido», señala Popescu, que fue atendida por profesionales del centro de salud de Sariñena. «Avisé a mi marido, que se encontraba en la localidad de Poleñino, y al llegar, la cabeza del bebé ya asomaba», relata. «Al momento, llegaron la doctora y la enfermera, lo que fue una suerte, ya que el niño venía con una vuelta de cordón», añade.
Saúl pesó 3,175 kilos y se encuentra en perfecto estado, tal y como relata su madre, que, junto a su marido, David Andrade, tienen ya una hija de dos años. «Al final, fue mejor que el parto anterior, menos frío, ya que estaba rodeada de mi familia y además, la doctora y la enfermera me animaron y me dieron mucha seguridad», dice Popescu.
La pareja resta importancia a la imposibilidad de recibir visitas. «Ahora, lo importante es que todos estamos bien. Hay que adaptarse al momento actual. Ya habrá tiempo de celebraciones», concluyen.