Sariñena ha vivido este martes una jornada importante, con la reanudación de las obras de ampliación de su residencia municipal de mayores. El proyecto llevaba prácticamente doce años paralizado. «Se trata de un sueño cumplido», ha dicho la consejera aragonesa de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto, muy consciente del significado de estas obras, que marcan un punto de inflexión, dejando atrás los peores momentos de la pandemia y abriendo una ventana por la que mirar hacia el futuro.
Sus primeras palabras han sido de agradecimiento y han estado dirigidas a trabajadoras, usuarios, vecinos y responsables municipales, por su labor durante la pandemia, que, tal y como ha recordado, fue especialmente dura en sus inicios en Sariñena. De hecho, su residencia fue la primera en cerrar sus puertas en Aragón, confinando a internos y trabajadoras al confirmarse un importante brote de covid-19. «Nunca podremos agradecer lo suficiente el esfuerzo realizado», especialmente la «valentía y generosidad» demostrada por la plantilla, ha señalado Broto.
Para la consejera, retomar las obras es un signo de vitalidad del centro y además, una oportunidad de garantizar su viabilidad, gracias al incremento de las plazas. En concreto, se crearán 50 más, llegando a las 93. La inversión para esta primera fase será de 1,2 millones de euros, de los que 500.000 euros son aportados por el departamento aragonés de Ciudadanía y Derechos Sociales, a través de la convocatoria de subvenciones con cargo al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y los otros 700.000 por el Ayuntamiento de Sariñena, donde se incluyen los fondos recaudados con la venta de las propiedades que varios usuarios de la propia residencia dejaron en herencia al consistorio con el deseo explícito de que sirvieran para completar las obras. En total, fueron vendidas dos viviendas y dos parcelas rústicas que sumaron unos 250.000 euros.
La fase recién iniciada permitirá concluir la primera planta del inacabado edificio, donde se sitúan las nuevas habitaciones, 23 dobles y 4 individuales, lo que se traduce en 50 plazas. La estructura ya estaba finalizada. Ahora, los trabajos se centran en adaptar los sistemas de climatización e iluminación a la normativa actual así como en el acondicionamiento interior de cada espacio. También se llevará a cabo su equipamiento.
Las actuales obras, que han sido adjudicadas a la empresa local Albas Tierz Constructora S.L., deben finalizar el próximo mes de octubre. A esta fase, habrá que sumar otras dos. La segunda estará dirigida a la modernización de la residencia actual y la tercera, al acondicionamiento de los equipamientos del nuevo edificio como la lavandería o la cocina, que están situados en la planta inferior. Según ha explicado el alcalde de Sariñena, Juan Escalzo, la idea del consistorio es dejar las dos primeras listas en 2023. Para ello, una vez concluyan los trabajos actuales, trasladarán a los internos al nuevo edificio y de este modo, el viejo quedará libre para su completa remodelación.
En su intervención, el primer edil también ha recordado los duros momentos vividos durante el brote de covid-19 registrado en la residencia municipal, agradeciendo el apoyo de la propia consejera aragonesa y en general, del conjunto de las instituciones, que, según ha descrito, fue vital a la hora de «dar aliento desde fuera a los que luchaban desde dentro». También ha reconocido con emoción el «titánico» trabajo de toda la plantilla.
Para agradecer la implicación de la consejera aragonesa, el Ayuntamiento de Sariñena le ha hecho entrega de una réplica de la moneda acuñada en Sariñena en 1307 por orden del Rey Jaime II y un libro del dance local. Y es que, según ha dicho Escalzo, «siempre estuviste arropando, siempre al otro lado del teléfono, aunque muchas veces solo fuera para escuchar». El primer edil también ha tenido palabras para la directora de la residencia, María Pilar Guerrero, o para la directora del centro comarcal de Servicios Sociales, Chus Zapater.
Tras la visita a la residencia, María Victoria Broto se ha trasladado al nuevo centro de día creado en Sariñena y situado en el antiguo albergue juvenil, el mismo que durante la pandemia sirvió como espacio de recepción de los internos que resultaron afectados por el brote de covid-19 y que lograron vencer la enfermedad. La consejera aragonesa ha sido la encargada de cortar la cinta inaugural del nuevo equipamiento, que oferta el servicio de centro de día así como un programa de promoción de la autonomía personal. En este segundo caso, ya hay 15 usuarios inscritos y se está estudiando crear un segundo grupo.