El último domingo de mayo es una fecha muy señalada en el calendario del pueblo de Robres. Y es que ese día se celebra su romería al santuario Virgen de Magallón situado en el monte de Leciñena. Tras dos años de suspensión obligada por la covid-19, su recuperación se vivió este domingo con una emotividad especial. La jornada también estuvo marcada por la despedida de dos de los componentes más antiguos del grupo de dance, José María Val y Carlos Lacruz.
Para algunos, el día comenzó muy temprano. A las 5.30 horas, casi un centenar de personas iniciaron la ruta a pie entre Robres y Leciñena. Los romeros caminaron unas tres horas y media, a través de la sierra de Alcubierre y el monte de Leciñena. A su llegada, su expresión de satisfacción evidenciaba las ganas renovadas de cumplir con este compromiso personal.
La explanada del santuario se fue llenando pronto de vehículos, cuyos ocupantes se iban mezclando y saludando con los que ya habían llegado andando. El otro saludo obligado e inmediato de todos los romeros estuvo reservado a la Virgen.
El acto religioso se inició a las 11.00 horas con la salutación del sacerdote a los romeros y a los danzantes en la fachada del santuario y la entrada procesional ascendiendo por la escalinata con los danzantes bailando hasta la iglesia.
Tras la celebración de la misa cantada, se llevó a cabo en la explanada la representación del Dance de Embajadores. La actuación conllevó este año varias novedades, entre ellas, la incorporación de los niños Julio Gracia Capistrós, de 11 años, como Ángel y Nico Domec Cuello, de 9 años, como Rebadán. También se sumaron como danzantes las jóvenes Laura Serrano y Noelia Alcubierre.
El uso de micros inalámbricos en la pastorada permitió disfrutar de los diálogos de su valioso texto teatralizado que describe una confrontación de fuerzas y elementos conceptuales, celestes y socioculturales: Bien-Mal, Ángel-Diablo, cristianos-turcos.
Los danzantes, bajo la dirección del mayoral, pasaron luego a la ejecución de las distintas mudanzas bailando e intercambiando golpes secos y sonoros con los palos al compás de las melodías de los gaiteros, culminando con la mudanza de Tran-lirán, en la que se voltea al rebadán y la del Degollau en la que se sube al ángel sobre los hombros del mayoral y las espadas de los danzantes haciendo de peana.
En la despedida, el mayoral desvelo además la despedida del tándem ya histórico de José María Val y Carlos Lacruz en su papeles de General turco y cristiano, respectivamente, que se retiran del Dance tras 42 años deleitando a los asistentes con su entusiasta y cuidada interpretación. Reconocimiento y agradecimiento que danzantes y romeros les expresaron con un fuerte y emotivo aplauso.
Texto y fotos: Pedro Oliván (El Pimendón)