La mejor ajedrecista de la historia, Judit Polgar, se fue cómo llegó a Los Monegros, con una amplia sonrisa. Tras un intenso fin de semana, dijo haber encontrado lo que esperaba: pasión y respeto por el ajedrez, lo mismo que ella transmite. Tras hora y media frente a 20 tableros, firmó 19 victorias y unas tablas en su exhibición de partidas simultáneas y además, fue la encargada de presidir este pasado sábado la entrega de premios del XV Torneo Internacional de Ajedrez de Alcubierre.
«He disfrutado de una gran jornada», comenzó diciendo frente al centenar de inscritos, situándose junto al maestro de ceremonias del certamen y uno de sus principales impulsores, Leontxo García. «Al veos aquí he recordado mis inicios. Siempre es muy importante recordar de dónde vienes, del lugar que uno parte, y además, saber que se puede empezar siendo un peón, pero si tú eres tenaz y persistente ese peón alcanzará la última fila y acabará convertido en dama», señaló la jugadora húngara, la única mujer en figurar entre los diez mejores del mundo.
Durante la mañana de ese mismo sábado, justo antes de acceder al salón social de Alcubierre, Polgar ya había utilizado ese mismo símil para intentar explicar el limitado número de mujeres en la élite del ajedrez. Para la jugadora, es una cuestión educativa y social. De hecho, la sociedad espera cosas diferentes de un hombre que de una mujer y por lo tanto, «si las expectativas son distintas, también las metas y los mensajes», dijo. A ello, aseguró además que se une el hecho de que todavía son muchas las que ya parten de una situación de desventaja. Hay países y culturas que relegan a un segundo plano a la mujer por el hecho de ser mujer.
Precisamente, su peculiar historia avala su teoría, con una educación diferente y un entorno familiar muy favorable. De inteligencia excepcional, Judit Polgar, junto a sus dos hermanas, Susan y Sofía, fue educada en casa. Solo pisaron la escuela para los exámenes. A través de un método innovador, sus padres, que eran pedagogos de profesión, querían demostrar que los genios no nacen sino que se hacen. Y ella cree que lo consiguieron. El ajedrez fue una parte esencial de su educación, donde siempre fueron animadas a competir en categorías generales, rechazando las secciones femeninas. En su caso, las metas propuestas nada tuvieron que ver con su sexo y por lo tanto, tampoco los mensajes que recibían.
Durante la clausura del torneo, Polgar se mostró satisfecha de volver a comprobar la capacidad de conexión social que ofrece el ajedrez y además, agradeció la oportunidad de haber podido conversar y fotografiarse con grandes apasionados de esta disciplina, sin importar su sexo, edad o condición. También agradeció el compromiso y dedicación de los promotores, entre ellos, el Ayuntamiento de Alcubierre y su alcalde, Álvaro Amador. «Me consta que todos los implicados están aquí de corazón y no solo por un deber», concluyó.
En esta edición, el Gran Maestro Roberto Cifuentes fue el ganador del XV Torneo Internacional de Ajedrez de Alcubierre. El jugador, de origen chileno y afincado en Loporzano, es un asiduo de esta cita deportiva y social. También es el que mayor número de victorias acumula. En total, suma ocho. Quintín Navarro fue el segundo clasificado en la general y Forcén Esteban, el tercero. También hubo una clasificación oscense, donde los tres mejores fueron: Arturo Puértolas, Kevin Rodríguez y Lorenzo Torrente. Isabel Bonet fue la mejor jugadora femenina. A nivel local, Fernando Lasheras fue el primer clasificado.
Al día siguiente, dentro de las simultáneas, los mayores aplausos fueron para Pablo Buisac Anadón, el único que firmó tablas frente a Polgar, que estando en activo llegó a derrotar a once campeones mundiales, toda una proeza.
Aprovechando su visita a Alcubierre, la jugadora húngara también entregó sus correspondientes diplomas a los niños de la Escuela de Ajedrez de Alcubierre, a los que planteó didácticos retos con la ayuda de un tablero gigante. Asimismo, tuvo la oportunidad de disfrutar de algunos de los atractivos de Los Monegros. Por ejemplo, de la mano del historiador y divulgador Alberto Lasheras, guía del monumento, visitó la Cartuja de Nuestra Señora de Las Fuentes (Sariñena).