Tere Mazuque lleva toda una vida disfrutando de las fiestas de su localidad desde dentro. En la cabalga, siempre está en el meollo del desfile y nunca se pierde ninguno de los actos principales. También es de las que se remanga: adorna carrozas, reparte viandas, coloca sillas… A través de su implicación en el tejido asociativo, lleva varios años formando parte de la Comisión de Fiestas, una valiosa experiencia que le ayuda en su responsabilidad actual y que le permite lidiar con cualquier imprevisto. Tras dos años de obligada suspensión, espera con emoción la vuelta de San Antolín.
¿Ha sido fácil retomar las labores organizativas de las fiestas?
No hemos tenido dificultades. La gente ha respondido. Y es que son muchas las ganas e ilusión que tenemos de retomar nuestras fiestas.
Por su implicación en la vida social, lleva varios años formando parte de la Comisión de Fiestas. ¿Cómo aplica la experiencia acumulada?
A través de la asociación local de mujeres, he tenido la oportunidad de colaborar durante años en las labores organizativas de fiestas, ferias y eventos deportivos, lo que me ayuda en mi día a día, ya que sé el trabajo que hay detrás de cada acto y además, tengo herramientas para tratar de anticiparme o resolver cualquier imprevisto.
Aunque inició el mandato con atribuciones culturales y festivas, la pandemia le obligó a asumir otras tareas: recoger pedidos para confinados, canalizar ayudas y material,…
Han sido dos años tristes y difíciles, en los que hemos tenido que asumir diferentes roles, con el ánimo de ayudar y superar la situación. Durante ese tiempo, fuimos llamando a las personas más mayores o que vivían solas, con el fin de saber cuáles eran sus necesidades y ayudarlas. Además, gracias a la implicación de varios vecinos, llevábamos la compra o entregábamos medicamentos a las personas confinadas. El trabajo fue sido intenso, pero también la unión, la solidaridad y el compañerismo.
A un día del chupinazo, ¿cuáles son las sensaciones y las expectativas?
La gente demuestra tener ganas de recuperar la alegría, de compartir y reunirse. Y nosotros estamos dispuestos a facilitarles los espacios y las actividades necesarias para que esos momentos vuelvan. Hay mucho trabajo detrás, realizado con dedicación e ilusión. Las sensaciones son muy buenas y, como mínimo, esperamos que resulten tan participativas como las del 2019, con mucha gente en la calle y un gran ambiente.
¿Qué augura el pórtico festivo? ¿Qué tal ha resultado?
Han sido ya muchos los actos celebrados, con una gran participación, lo que hace pensar en unas fiestas intensas y multitudinarias. La Verbena de Mairalesas, que incluyó la lectura del pregón, fue una de las veladas más bonitas y emotivas. En total, dimos la bienvenida a 14 mairalesas, seis mayores y ocho infantiles, y además, despedimos a las seis salientes. Todo salió muy bien.
Usted es de las que vive con intensidad las fiestas, ¿cuál es el secreto para conservar esa ilusión y alegría año tras año?
Nunca me pierdo las fiestas de San Antolín. Siento verdadera pasión por mi pueblo, sus gentes y sus fiestas. Y creo que esa es la clave, es decir, sentirse vinculado, formar parte de los actos de una u otra manera, y para ello, es muy positivo involucrarse y colaborar.
¿Qué actos espera con más ganas?
La cabalgata inaugural está entre mis preferidas, por la alegría y el ambiente. También el día del patrón, con el dance, así como los espectáculos culturales y musicales.