El colegio Santiago Apóstol de Grañén ha rendido un sentido homenaje a la que fuera su directora, Raquel Zamora, al cumplirse dos años de su fallecimiento a causa de una enfermedad. Al acto, celebrado este pasado domingo, acudieron familiares, compañeros y amigos, con el ánimo de mantener vivo el recuerdo de una maestra «entregada, generosa y sencilla», que, según explicaron, caló en aquellos que la conocieron por su gran calidad humana, don de gentes y empatía.
Para alumnos y compañeros, Raquel Zamora será siempre sinónimo de luz que guía, calor que abraza y energía que impulsa. También fuego que quema rastrojos viejos y abre nuevas sendas. Así pueden resumirse las emotivas palabras dedicadas a su memoria, que han sido impresas sobre una lámina colocada en una de las paredes del porche del colegio y descubierta durante el acto de homenaje. A ello, justo enfrente, se suma un banco de la amistad dedicado a la eterna directora, donde un niño o una niña podrán sentarse en busca de abrigo cuando se sientan solos, tristes o incomprendidos.
El nuevo elemento refleja la calidad humana y el talante único de la homenajeada, del que impregnó a compañeros, amigos y alumnos a través de su propio ejemplo. De sonrisa abierta y corazón puro, Raquel Zamora trabajó por aquello que consideraba importante y valioso, desarrollando diferentes proyectos de convivencia, mediación, participación e inclusión.
A través de la colocación de este banco, la comunidad educativa busca «agradecer tus iniciativas», dijo la actual directora del centro, Ana Mur, dirigiéndose de forma directa a la homenajeada. «Gracias Raquel por tu amistad, por tu compañía, por tu sonrisa, por tus bromas, por tus clases, por creer que todos podemos ser mejores personas», señaló.
Al acto, acudieron las dos hijas de Raquel Zamora, Natalia y Sara, que recibieron el documento del nombramiento de su madre como directora del colegio Santiago Apóstol de Grañén, que tuvo lugar el 1 de septiembre de 2009. Para los asistentes, incluso la falta de cese oficial, suma a su convicción de que ella sigue latente en cada uno de ellos y en el lugar en el que fue feliz.
El alcalde de Grañén, Carlos Sampériz, también contribuyó con sus palabras a dejar constancia del calado de Raquel Zamora al describir su esencia y talante «como un perfume que se te pega a la piel». Asimismo, y al igual que ocurre entre las integrantes del claustro, confesó recordarla cada vez que traspasa las puertas del centro educativo, donde derrochó pasión y trabajo en favor de la educación primaria. «Nos acompañará siempre», dijo.
Durante el acto, fue colocado además un libro de firmas y sonaron varios temas musicales que elevaron la emoción de una jornada de recuerdo compartida.