El entorno de la iglesia parroquial de Grañén será objeto de una nueva intervención, con la urbanización del solar que resulte del derribo de tres viviendas que se encuentran en estado de ruina y que están situadas a la altura de las calles Costa Bercero y Santiago. Los inmuebles son propiedad del ayuntamiento.
A excepción del derribo, del que se encargará una empresa especializada, los diez alumnos-trabajadores del nuevo taller de empleo serán los encargados de desarrollar el grueso de las actuaciones. Su arranque oficial tuvo lugar este pasado martes y en total, tendrá una duración de un año, con el objetivo de favorecer la formación de los seleccionados así como su reinserción al mercado laboral.
Aunque con nueva denominación (proyecto experiencial de empleo y formación), se trata del tercer taller de empleo consecutivo que se desarrolla en el municipio de Grañén. A través del último, el consistorio pudo reconvertir la estructura del inacabado cine-teatro en gimnasio.
Durante el primer tramo del proyecto, y aprovechando el desarrollo de las sesiones teóricas, el consistorio procederá al derribo y desescombro de los tres inmuebles y después, se llevará a cabo la urbanización del solar, con la ampliación de la vía existente y la creación de una plaza, espacios verdes y aparcamientos.
El nuevo proyecto experiencial de empleo y formación, que impulsa el Ayuntamiento de Grañén y financia el Inaem, está especializado en albañilería, otorgando a los diez alumnos-trabajadores que completen el programa dos certificados de profesionalidad (Operaciones auxiliares de acabados rígidos y urbanización y Operaciones previas al hormigonado). El presupuesto ronda los 240.000 euros.
Además de ofrecer formación y remuneración mensual a los alumnos-trabajadores, la iniciativa crea otros dos puestos de trabajo, ya que cuenta con una directora, Ana Novales, y un docente-monitor, Cipriano Bozas. Ambos con experiencia en este tipo de iniciativas de carácter formativo.
El alcalde de Grañén, Carlos Sampériz, se muestra muy satisfecho con el arranque del nuevo taller, apoyándose en la positiva experiencia de los dos anteriores, que, además de dejar un visible impacto en el municipio, se cerraron con una alta tasa de reinserción laboral. «A lo largo del año, las personas seleccionadas van a tener la oportunidad de adquirir nuevas habilidades y, al mismo tiempo, una nueva pauta en su día a día, con un horario y unas normas, lo que les ayudará a reencontrarse a ellos mismos y cambiar la dirección de sus vidas», señaló.
Los diez-alumnos trabajadores se mostraron igual de satisfechos. «Para mí, es una gran oportunidad de adquirir nuevos conocimientos y de volver a trabajar; estoy muy contenta», señaló Lili Torrijos. Hasta ahora, su experiencia laboral siempre había tenido relación con el sector servicios, especialmente con la hostelería. «Me permite cambiar de registro y hacer algo diferente», añadió.
Para Eduardo Pueyo, vecino de la localidad de Frula y con experiencia en el sector de la construcción, «es una oportunidad de refrescar conocimientos y adquirir nuevas habilidades». «También me permite conocer gente», añadió. Su aspiración es conseguir un trabajo en una empresa de la zona, que le permita mantenerse cerca de casa y por lo tanto, de su entorno familiar y social.
Por su parte, el equipo decente insistió en que el objetivo del taller es que los alumnos-trabajadores adquieran las habilidades y competencias recogidas en los certificados de profesionalidad, lo que favorecerá su reinserción en el mercado laboral. «Se trata de una gran oportunidad de aprender trabajando», señaló la directora, Ana Novales.
Para completar la formación específica, se incluyen módulos transversales sobre informática, elaboración de currículum, igualdad de género, sostenibilidad medioambiental o prevención de riesgos laborales.