Olga Brosed, que ha sido alcaldesa en dos etapas diferentes en Robres, es una de las caras más reconocidas de la política local que ha decidido dejar la vida municipal coincidiendo con su jubilación. Tras dos décadas vinculado al consistorio, y cuatro años además como presidente de la Comarca, Armando Sanjuan, natural de San Lorenzo del Flumen, es otro de los líderes socialistas que ha dado un paso atrás. Ninguno de los dos optaba a la reelección.
No se habla de otra cosa: Pedro Sánchez ha convocado elecciones generales. ¿Hay mucha estrategia en el mundo de la política?
Yo no me considero política; solo una persona con ánimo de trabajar por su pueblo y verlo mejorar. A nivel personal, nunca he tenido otras aspiraciones y por lo tanto, poco o nada entiendo de estrategias políticas.
A nivel municipal y comarcal, ¿la política es diferente?
Por supuesto, hay grandes diferencias entre la política local y la política nacional. Aquí cuenta el día a día, el tú a tú, el resolver los problemas y favorecer el bienestar de los vecinos; nada más. Ni partidos ni estrategias.
¿Y cómo es entonces la vida de un alcalde de pueblo?
Muy ajetreada, con mucha responsabilidad y compromiso. Un alcalde o alcaldesa está para todo y además, debe ser el primero en dar ejemplo, arrimar el hombro y participar. Son 24 horas 365 días del año. La situación se alivia cuando cuentas con un buen equipo de trabajo, pero siempre debes estar en primera fila. A la hora de planificar tus vacaciones, ya buscas periodos de baja actividad y además, como mucho, te vas cuatro o cinco días y siempre pendiente del teléfono. El corazón se te encoge cada vez que te llaman y ves una retahíla de números, pensando en qué ha podido pasar.
¿Qué le llevó a usted a entrar en política? ¿Cuáles fueron sus motivaciones?
No lo he mamado en casa. En realidad, un vecino me invitó a participar en una reunión, me supo mal no acudir y salí siendo la cabeza de lista. Y, a partir de allí, mi grado de implicación fue máximo, ya que va en mi carácter: si asumo una responsabilidad, la asumo, hasta las últimas consecuencias, con entrega y dedicación. Al final, he comprobado que no hay nada mejor que trabajar por tu pueblo.
¿Por qué? ¿Qué aporta?
Para empezar, te permite mejorar el lugar en el que has crecido y en el que has elegido vivir, favoreciendo de forma directa el día a día y el bienestar de tus vecinos. Hoy en día se habla mucho de la despoblación. En mi opinión, el trabajo no da población. El vivir en un pueblo es una opción de vida. Aquí tenemos muchos ejemplos: hay funcionarios que vienen a trabajar a diario y no se quedan en el pueblo; y hay personas que tienen su puesto de trabajo fuera, pero residen aquí. Entonces, ¿qué hay que hacer? Hacer pueblos agradables, limpios y cuidados, de los que sentirnos orgullosos; y pueblos vivos, con movimiento social y cultural.
Precisamente, y de acuerdo a su filosofía, se va con un proyecto recién iniciado: la construcción de un corral de comedias en Robres. ¿Qué cree que puede aportar al municipio y en general, a Los Monegros?
Movimiento cultural y vida, cimentando además nuestra tradición y vinculación con el teatro. El edificio era el propicio para crear un corral de comidas, donde desarrollar diferentes tipos de espectáculos: obras de teatro, cuentacuentos, títeres… Y no solo eso. El edificio está diseñado además como casa de cultura y por lo tanto, proporcionará un espacio al conjunto de asociaciones del municipio. También podrá albergar cursos, talleres y exposiciones, incluyendo una escuela de teatro, y gracias a todo ello, convertirse en el epicentro de un nuevo movimiento cultural vinculado a las artes escénicas, con un programa estable de actuaciones y con visitas de escolares, asociaciones o colectivos.
Su forma de hablar denota todavía mucho entusiasmo. ¿Por qué ha decidido dejar la vida municipal?
Yo siempre dije que dejaría la vida municipal al alcanzar la jubilación. La vida es una sucesión de etapas y ahora, quiero tiempo para dedicar a mi familia. Además, han sido dos legislaturas, tiempo suficiente, era el momento de dar paso a otras personas jóvenes que viven en el pueblo y que pueden hacer mucho por su mejora.
Tiene experiencia suficiente para dar consejos, ¿qué les diría a los que vienen detrás?
Hay que actuar pensando siempre en todos y todas. Tenemos agricultores, ganaderos, empresarios, funcionarios, trabajadores por cuenta ajena, hosteleros… y todos queremos sentirnos representados. Hay que seguir haciendo pueblo.
¿Y de qué se siente más orgullosa?
Del impulso cultural que le hemos dado al pueblo. Ahora mismo, Robres es sinónimo de actividad y cultura. También hemos procurado mantener limpio y cuidado el municipio, hemos ofrecido unos servicios de calidad y además, hemos completado los equipamientos del gimnasio-spa. A nivel personal, estoy muy contenta y satisfecha y además, ha sido un gran aprendizaje.
A nivel profesional, y atendiendo a su última etapa, ha sido secretaria de la Coordinadora de Asociaciones de Mujeres de Los Monegros y después, técnica del proyecto Concilia, que busca el empoderamiento de la mujer rural. ¿También ha sido una etapa gratificante?
Mucho. A través de la Coordinadora, se buscó una unión de la asociaciones locales, que son motores de dinamización de sus pueblos, con el fin de darles más visibilidad y poner en valor su trabajo, y por ejemplo, se creó el Premio Gabadera, que ha sido un estímulo y una inspiración, demostrando la valía y capacidad de las mujeres de Los Monegros. El proyecto Concilia ha logrado además dar un impulso definitivo a través de acciones muy concretas, entre ellas, ciclos, talleres, redes de apoyo, senderos con nombre de mujer,… El trabajo ha sido muy intenso durante casi diez años.