La localidad monegrina de Farlete ha acogido este año a 3.000 jóvenes de distintas nacionalidades y congregaciones en su camino hacia Lisboa. Ha sido este jueves cuando se han despedido de nuestra comarca para seguir su peregrinación hasta el país vecino y celebrar ahí la Jornada Mundial de la Juventud 2023.
El pasado año 2022, fueron 1.200 los jóvenes que disfrutaron de este turismo, este año, el número se ha visto duplicado. Un aumento del que el alcalde de Farlete, Héctor Azara, se siente exultante al poder afirmar que: «La llegada de todas estas congregaciones ha sido la confirmación de que nuestro trabajo de los dos últimos años y el turismo religioso funcionan».
Este 2023, las visitas comenzaron a llegar el pasado 26 de julio y se han alargado hasta este jueves, en el que los últimos polacos y norteamericanos han puesto rumbo a Lisboa. Al llegar a Farlete, americanos, europeos, asiáticos y africanos han ejercido su fe conociendo varios de los lugares más importantes de la comarca monegrina, enmarcados todos en la Sierra de Alcubierre.
Los actos religiosos comienzan con la primera luz de la mañana, para intentar paliar el calor. El primer punto que se visita es el Santuario de la Virgen de la Sabina, cuyo origen se remonta al siglo XIII. En ese punto, los jóvenes visitantes pueden contemplar el templo de estilo barroco y el camarín de la Virgen. En ese entorno se oficia una liturgia y, desde allí, se desplazan a las famosas cuevas-oratorio de San Caprasio, punto más alto de la sierra.
El alcalde de Farlete explica el origen de este fenómeno porque, aunque las visitas masivas llevan solo dos años sucediendo, la tradición lleva más de 55 años integrada en el municipio monegrino. Por ello, explica Azara, es tan importante contar que todo empieza con un militar francés llamado Carlos de Foucault. Durante unos años formó parte de la legión francesa en Argelia, pero en 1881 fue despedido por indisciplina. Fue un hombre de mentalidad espiritual inquieta que terminó viviendo con los tuaregs, un pueblo nómada del desierto del Sahara. Ahí murió asesinado y fue proclamado beato por el papa Benedicto XVI en 2005.
Foucault fue el padre de la congregación de origen francés, los Hermanitos de Jesús. En 1955, el arzobispo Morcillo cedió la ermita de Farlete a la comunidad del francés para que creasen en él un noviciado de jóvenes vocacionales. Foucault eligió Farlete por la similitud de la tierra de Los Monegros con Argelia. Desde entonces fueron hasta 1.000 los jóvenes religiosos que se formaron en la fe y practicaron la pobreza, siguiendo el modelo espiritual de Carlos de Foucault.
Su asentamiento en Farlete no fue únicamente espiritual, sino que trabajaron en labores agrícolas y, sacando manualmente piedras, crearon las Cuevas de San Caprasio dedicadas a la oración.
Actualmente, cuenta el alcalde de la localidad monegrina, quedan dos de esos sacerdotes y asegura que «son muy queridos en el pueblo, han enseñado a tocar la guitarra a todos los niños del pueblo y lo han hecho gratis».
Aunque practicar la pobreza no vino del mismo lugar, sino que proviene de otra personalidad conocida como Francisco Argüello. Un pintor madrileño que, en una crisis de fe, fue enviado a Farlete, donde se le apareció la Virgen y le dijo que debía formar comunidades de pobres y cambiar el concepto de comunicar la palabra de Dios. Desde esa aparición aparece la orden del Camino Neocatecumenal ( conocidos como los Kikos) en 1959.
Ahora, el alcalde de Farlete busca que sea casi una parada obligatoria para los seguidores de la orden del Camino Neocatecumenal. Sobre todo después de estos últimos años, en los que ha comenzado a producirse la peregrinación masiva, pasando en un día 850 personas por la localidad.
A la vista del aumento de turistas, ha empezado a florar la cuestión del alojamiento. Farlete no tiene capacidad para dar camas a tantos peregrinos y esto provoca que muchos tengan que irse hasta Zaragoza o Barbastro en el mismo día. «Antes, los turistas llegaban en coches, ahora lo hacen en autobuses. Yo llevo promoviendo la idea de emprender en hostelería, albergues y casas rurales mucho tiempo, pero las personas tienen mucho miedo de emprender en zonas rurales» lamenta el alcalde monegrino.
Este año, comenta el primer edil, se ha podido organizar todo gracias al comercio local, que ha preparado bocadillos y muchas bebidas para los peregrinos. Este buen hacer ha sido también gracias a la colaboración de Protección Civil, de la Guardia Civil y de los miembros que conforman el Ayuntamiento de Farlete. Sin ellos, cuenta el alcalde, hubiera sido imposible transportar a personas con movilidad reducida hasta los lugares de culto y se queja de que no han tenido ningún tipo de ayuda para aumentar la seguridad en los recorridos. Por lo que espera, los años posteriores tengan una mayor implicación política y lleguen las ayudas a Farlete, para aumentar la seguridad y los recursos de los que dispone la localidad monegrina.