El aspecto de la plaza de la iglesia de Grañén sigue mejorando. Tras la urbanización del entorno más próximo al templo, el consistorio ha impulsado la creación de una zona de aparcamiento anexa, que se sitúa sobre el solar que dejó el derribo de la denominada casa Foncillas y que supone un coste de alrededor de 60.000 euros, financiados a través del Plan de Obras de la Diputación Provincial de Huesca.
Las obras concluirán en un plazo de entre diez y quince días, tras la nivelación y mejora del pavimento, la colocación de nueva iluminación y la creación de pequeñas zonas verdes. El espacio suma además la decoración mural llevada a cabo por el dúo de grafiteros PichiAvo, que, fieles a su estilo, unieron el arte clásico con el arte urbano más primitivo. El resultado fue un hermoso Cupido.
Para Sampériz, «era fundamental actuar de inmediato en esta zona, por su deterioro y por su significado, ya que estamos hablando del corazón del casco histórico, es decir, del lugar del que parte todo».
La plaza llevaba años arrastrando un aspecto muy deteriorado, después de que dificultades administrativas y económicas truncaran los planes urbanísticos iniciados por el anterior equipo de gobierno, que llevó a cabo el derribo de varios edificios, pero dejó la plaza sin urbanizar e inacabado un bloque de viviendas. Ahora, el primer edil espera que las obras realizadas permitan dotar de mayor atractivo a este proyecto residencial e impulsar su finalización. Para ello, baraja la opción de diseñar un total de diez pequeños apartamentos en lugar de las viviendas unifamiliares previstas inicialmente y que su construcción corra a cargo de los futuros propietarios.
Además de las obras en marcha, el consistorio también se ha hecho con la propiedad de dos viviendas en mal estado y desocupadas del entorno y está en tratos con los dueños de una tercera, con el fin de derribarlas y crear una nueva zona verde así como modificar la fisionomía de algunas calles.