Dos cosas me llamaron poderosamente la atención sobre Blasco de Grañén al contemplar la maravillosa tabla central del retablo de Esperandeu de Santa Fe, encargado para la iglesia del convento de San Francisco de Tarazona en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid: ver su obra en diferentes e importantes museos, y su apellido. Me propuse conocer mejor al personaje y ver la parte de su producción artística que no conocía físicamente.
Los apellidos que toman su denominación de una población, suelen corresponder a familias que abandonaron su lugar de origen, en el que nacieron o vivieron, en busca de otro lugar al que trasladaban su residencia. La familia Grañén aparece afincada en Zaragoza a finales del siglo XIV, pero parece ser que hay varios Grañén, sin que se pueda afirmar la existencia de relación de parentesco entre ellos.
El primer documento en el que aparece Blasco de Grañén, es de 1422 y se trata del documento en el que se reparte la herencia de su padre Domingo de Grañén, con lo que nos aparecen los primeros datos sobre su familia: tiene dos hermanas, María y Lucía y un tío materno llamado Guillén de Mediana.
Casó dos veces: la primera con Pascuala Agraz y la segunda con Gracia Tena. Con la primera tuvo una hija, de nombre Marquesa. Pascuala Agraz dejó en herencia importantes bienes, su familia tenía cierta categoría social, ya que fue enterrada en el convento de San Francisco de Zaragoza, donde estaban enterrados los hermanos del rey Pedro IV, tempranamente fallecidos, junto a otros miembros de la familia real, cuya memoria fue honrada con unos suntuosos sepulcros que el rey encargó a Pere Moragues.
Según los datos y documentos que hay sobre su biografía, tenemos que suponer como fecha probable de su nacimiento los años próximos a 1400. Sí que sabemos con certeza el año de su muerte, ya que el 4 de noviembre de 1459 figura como “quondam”, es decir difunto, en un documento. Sabemos que el 16 de agosto de 1459 estaba con vida y sin signos de enfermedad, por un contrato que firma para contratar a un aprendiz por un periodo de cinco años, por lo que su fallecimiento debió de ser repentino.
ARTESANO Y MAESTRO PINTOR DE RETABLOS.
El pintor medieval era en primer lugar artesano, y como tal, Blasco de Grañén se ocupaba de gran variedad de encargos, como paramentos funerarios, ataúdes para religiosas del Monasterio de Sijena, decoraciones en la Casa de la Diputación del Reino de Aragón o Diputación General y también pintó escudos y gualdrapas para los caballos del séquito real del rey Juan II de Navarra, luego rey de Aragón a la muerte de su hermano Alfonso V El Magnánimo, y padre de Fernando El Católico.
Como pintor de retablos fue uno de los más destacados y originales de su tiempo en Aragón. Lo podemos encuadrar dentro del tercer periodo de la pintura gótica: el “Gótico Internacional”, siendo la gran figura y el más completo de este estilo en la pintura aragonesa en buena parte del siglo XV. Un estilo en el que introduce características propias, y que cuenta con gran influencia de la Corte Borgoñona, que se produce por el continuo contacto y trasiego de artistas y por el auge de la burguesía municipal. Entre sus características podemos destacar el colorido brillante, la utilización del dorado (abundante oro en nimbos, fondos y ropajes), un realismo descriptivo y que es en este periodo en el que podemos decir que aparece el retrato. En sus últimas obras se manifiesta seguidor del naturalismo flamenco, que será el último periodo de la pintura gótica y que dará paso a la pintura renacentista.
Blasco de Grañén posee una acusada individualidad en la interpretación de la iconografía religiosa, destacando su aportación al tema de la Virgen María como reina de los cielos, tema que deriva del periodo “Ítalo-gótico” (segundo de la pintura gótica) y que alcanzó gran popularidad en los estados de la Corona de Aragón. Este fue el tema central, la tabla central, del retablo de Lanaja, Ontiñena y de otros más.
OBRA DOCUMENTADA Y ATRUBUIDA.
Son veintitrés los retablos documentados, de los que hoy se conservan uno completo y cuatro fragmentados. Otros trabajos realizados por él, no conservados y que hemos citado como los escudos, gualdrapas y ornamentos para la Casa de la Diputación del Reino. Otras obras, por análisis estilístico-técnico se atribuyen al taller de Blasco de Grañén, si bien hasta la fecha no se ha encontrado documentación alguna que lo confirme (retablo de Anento, de Oto, de Ontiñena, varios retablos más y tablas sueltas).
El retablo mayor de la iglesia parroquial de Lanaja.
Lanaja y Ontiñena, pertenecían al Monasterio De Santa María de Sijena desde principios del siglo XII. En tiempos de la priora Beatriz Cornel (1427-1451), se encargaron los retablos de ambas iglesias.
El primer documento disponible, es una carta de pago de 100 florines, fechada el siete de junio de 1437, que son una parte de los 324 florines en que se contrató, a pagar en las tres tandas habituales. A partir de este documento, encontrado por Dña. María del Carmen Lacarra Ducay, Catedrática de Historia de Arte Antiguo y Medieval de la Universidad de Zaragoza, el conocido como “Maestro de Lanaja” (nombre que utilizaron los estudiosos de los primitivos pintores del gótico, como los Hermanos Albareda, Chandler R. Post, Ricardo del Arco…) tendrá identidad propia siendo Blasco de Grañén. Un fragmento dice así:
“Que yo, Blasco de Granyen, pintor, vezino de Çaragoça, otorgo haver habido, e contantes en poder mío recibido, de los jurados e hombres, concello e universidad del lugar de Lanaja, (…) cient florines d’oro de Aragón de dreyto peso, los quales son de aquellos trezientos vint e IIIIº florines d’oro que los del dito concello me pagan por razón de hun retaulo que yo fago pora la iglesia mayor del dito lugar, los quales me pagan en tres tandas. E otorgo que los ditos cient florines son de la segunda tanda e paga que por la dita razón me debían facer”
Se trataba de un gran retablo que desarrollaba el ciclo mariano completo, y cuya tabla central mostraba a la Virgen María sentada en su trono como Reina de los Cielos. Blasco de Grañén utilizó este tema central en varios retablos, pero introducía algunas variantes en cada uno de ellos. En este caso la Virgen María, en vez de llevar las simbólicas azucenas blancas, tendía la mano para coger unos claveles que le ofrecía en un jarrón uno de los ángeles, y el Niño, en vez de llevar el orbe en su mano izquierda, lleva una rama de granado. También aparece la media luna bajo los pies de María.
El retablo mayor de esta iglesia fue sustituido a comienzos del siglo XVIII por otro de estilo barroco que ocupó su lugar. La tabla principal se colocó en el muro del lado izquierdo del presbiterio y las restantes tablas se dispusieron detrás del retablo nuevo. En el incendio provocado durante la Guerra Civil en 1936, arde todo lo que había de madera en este templo, y del retablo de Blasco de Grañén sólo se salvaron dos tablas: la Anunciación a Santa Ana y la Epifanía, que ingresaron en el Museo de Zaragoza después de la Guerra civil.
La tabla “El nacimiento de María” con Santa Ana en el lecho y las comadres que asisten se salvó a duras penas. El Institut Amatller d’art Hispánic, en Barcelona, conserva una fotografía que reproduce la escena (G-6278) en grave estado de deterioro. Según información de este instituto se encuentra en el MNAC.
En el salón de actos del Ayuntamiento de Lanaja pueden verse dos fotografías de las dos tablas conservadas en el Museo de Zaragoza.
El retablo mayor de la iglesia parroquial de Ontiñena.
Conservado en Ontiñena hasta 1936, fue dado a conocer por los hermanos Albareda poco antes de su destrucción. Se conservan fotografías en blanco y negro de algunas tablas que confirman la atribución a Blasco de Grañén, por su parecido con el retablo de Lanaja.
De esta obra, de grandes dimensiones no se conoce el contrato, pero se sabe que fue encargado por Beatriz Cornel, como lo confirman unos blasones en el guardapolvo que llevan sus armas: cinco cornejas negras sobre fondo de oro, y las del monasterio de Sijena.
El retablo constaba de un sotobanco, un banco, cuerpo de siete calles de cuatro pisos las laterales y la central, más el coronamiento. Un estrecho guardapolvo enmarcaba el cuerpo del retablo dándole la típica silueta escalonada. En el siglo XVIII se le colocó en el centro del banco un grandioso tabernáculo, teniéndose que seccionar la tabla central, de temática y características muy similares a la de Lanaja: María Reina de los Cielos. Este modelo también se repite, incluyendo algunas variantes en las tablas centrales que se conservan en el museo Lázaro Galdiano (retablo de Esperandeu de Santa Fe) y en el Museo de Zaragoza (Virgen del arzobispo Dalmau de Mur)
Dentro de la obra no documentada, podemos citar los ataúdes procedentes del Monasterio de Sijena:
1-Ataud de Dña. María Jiménez Cornel (fallecida en 1355). Es el único que se conserva en el Museo de Zaragoza, y en Aragón de los ataúdes pintados procedentes del monasterio, y que ingresó en el museo en 1922. El ataúd fue pintado con mucha posterioridad al fallecimiento de su destinataria, bajo el priorato de otra Cornel, Beatriz que fue priora entre 1427-1451, fechas que coinciden plenamente con la actividad de Blasco de Grañén. Y si éste pintó, como se confirma por su estilo, el ataúd de Isabel de Aragón, en fecha próxima a su fallecimiento, 1434, podría perfectamente suponerse esta cronología para la decoración del ataúd de Dña. María.
La fecha coincide con la de la realización de los retablos de Lanaja y Ontiñena, lugares del señorío de Sijena, pintados en la década de los años treinta del siglo XV. El de Ontiñena fue encargado por la priora Beatriz Cornel, como lo demuestra la presencia de sus armas en el mismo.
2-Ataúd de una priora de Sijena: Dña. Urraca Artal Cornel (1347-1357). Era la segunda de las tres urnas sepulcrales que se reunían en la capilla de la Trinidad, pertenecientes a la familia Cornel, junto a la de Dña Beatriz Cornel (1427-1451), hoy conservada en el Museo Diocesano de Lérida, y la de otra religiosa que se conoce por fotografías y que desapareció en el incendio de 1936.
Blasco de Grañén formó a una media docena de nuevos pintores procedentes de distintas localidades aragonesas y de otros lugares de la península. Algunos, a su muerte, se pusieron al frente de importantes talleres, y uno de ellos fue continuador de su obra en la finalización de algunos retablos que la repentina muerte de Blasco dejó inconclusos, pero esto lo dejaremos para una segunda parte.
Alberto Lasheras
Un especial agradecimiento a la Dra. Doña Mª del Carmen Lacarra Ducay, por permitirnos utilizar datos obtenidos en sus investigaciones e información de sus trabajos.
1. Tabla central del retablo de mosen Esperandeu de Santa Fe. Museo Lázaro Galdiano, Madrid.
2. Tabla central del retablo de Lanaja: María Reina de los Cielos. Destruída en la Guerra Civil.
3. Una de las dos tablas conservadas en el Museo de Zaragoza: Adoración de los Magos.
4. Tabla central del retablo de Albalate del Arzobispo: María Reina de los Cielos o Virgen del Arzobispo y mecenas de Zaragoza Don Dalmau de Mur. Museo de Zaragoza
5. Imagen del retablo mayor de la iglesa de Santa Maria de Ontiñena.
6. Caja sepulcral 1
7. Caja sepulcral 2
8. Caja sepulcral 3
9. Tabla del retablo mayor de Ejea de los Caballeros, "Bodas de Caná", en el que se retrata Blasco de Grañén al fondo de la escena, adelantándose de esta forma a pintores posteriores como Velázquez o Goya.
10. Detalle en el que se ve autorretratado a Blasco de Grañén, con el típico gorro a la moda y al estilo de Borgoña.
11. San Martín repartiendo la capa con un mendigo. Museo Diocesano de Zaragoza.
12. San Miguel Arcángel. MNAC, Barcelona.
Bibliografía:
-Arte Gótico en el Museo de Zaragoza (Mª del Carmen Lacarra Ducay).
-Museo Ibercaja Camón Aznar, Homenaje y Memoria.
-Guía de Arte Gótico, MNAC.
-Museo Lázaro Galdiano, Madrid.
-Blasco de Grañén, pintor de retablos. Institución “Fernando El Católico”, María del Carmen Lacarra Ducay.
-Archivo Mas. Institut Amatller, Barcelona.
-Museo Diocesano, Zaragoza.
-Museo Diocesano Barbastro-Monzón.