Extendida a lo largo del camino, que un día fue vía romana, medieval, tramo del Camino de Santiago y hoy, Nacional II, Bujaraloz invita al viajero a adentrarse en Los Monegros más auténticos con hospitalidad.
La historia ha sido generosa con Bujaraloz, dejando vestigios de cada etapa, como la ermita Virgen de Las Nieves, antiguo hospital de peregrinos y uno de los primeros lugares de Aragón en ser declarado de Interés Turístico, o el rehabilitado pozo de hielo, sin olvidar la monumental iglesia de Santiago. El arco de Santa Ana, la pequeña capilla de San Jorge, casas solariegas, fachadas monumentales y variados ejemplos arquitectónicos salpican sus calles, extendidas a lo largo del antiguo tramo viario, en una variedad de estilos que, pese a las diferencias, se conjugan armoniosamente entre sí.
También el folclore vive con fuerza. A la rondalla Aires de Monegros se suman el dance, fiel cada día de San Agustín, el baile de la gaita cada víspera de la virgen de las Nieves, la hoguera de San Antón o romería de San Jorge. Un calendario festivo como pocos en la comarca.
Por su parte, las Saladas, el conjunto de lagunas único en Europa, y compartido con la vecina localidad de Sástago, frágil en su ecosistema pero imponente como imagen, sobrecoge y no deja indiferente a nadie que lo visite. Su valor medioambiental es todavía superior al visual y etnográfico, con los vestigios de la antigua industria salina todavía presentes.
Pero si algo define en la actualidad el carácter del pueblo es el cine. Escenario de múltiples rodajes desde mediados del pasado siglo, recogidos, junto a otros, en el libro Monegros Tierra de Cine, su joven certamen de cortometrajes se ha consolidado como una de las principales citas del país, por la calidad de las proyecciones y el buen acierto de los premiados.