El pasado viernes, la Caja Rural de Sariñena despidió a Joaquín Novials, conocido como Quimet, uno de sus empleados más veteranos. Llegó a la localidad en agosto de 1988 y ahora se jubila tras 36 años dedicado al servicio de sus clientes.
«Fue en el verano del 88 cuando llegué a la sucursal de Sariñena; empecé en agosto, poco antes de San Antolín», comenta Novials. La oficina había abierto sus puertas unos meses antes, en primavera, marcando el inicio de una nueva etapa en la zona. Desde entonces, Quimet se convirtió en un referente de cercanía y profesionalidad para clientes y compañeros.
De su trayectoria, recuerda los numerosos cambios y avances en el sector bancario. «Cuando llegué, todo se hacía a mano. Por ejemplo, teníamos que actualizar las libretas manualmente, y a veces eso nos llevaba horas, sobre todo cuando venía gente de Barcelona en verano, que solo actualizaba la libreta una vez al año. Ahora, con la tecnología, todo es más rápido y eficiente», explica. Sin embargo, también reconoce que esa forma artesanal de trabajar tenía un encanto especial que hoy día cuesta imaginar.
Quimet también destaca la estrecha relación que ha mantenido con los clientes durante su trayectoria. «Con muchos de ellos se forja una amistad. Hablábamos de la vida, de sus hijos, y al final es más una relación de amigos que de cliente y empleado. En un entorno como el banco, eso se está perdiendo y es una pena», comenta. Para él, el trato cercano y el asesoramiento eran las claves de su trabajo. «No se trataba de vender productos, sino de informar, aconsejar y ayudar. Es mucho más que una relación comercial», añade.
Emocionado, ha querido dirigir unas palabras a sus clientes y compañeros. «Para mí son mis amigos, los llevaré siempre en el corazón». A sus 36 años de servicio, su jubilación marca el fin de una etapa en la sucursal de Caja Rural, pero también el inicio de un descanso que, como ha explicado, sin duda estará lleno de visitas a Sariñena y encuentros con esos amigos que tanto valora. «Estoy enormemente agradecido a Sariñena, nunca podré devolver todo lo que me ha dado este pueblo. Aunque me jubilo, seguiré viniendo. Tengo aquí amigos que no pienso dejar por nada del mundo», ha asegurado.