A sus 23 años, Carla Rivas demuestra que el futuro del medio rural pasa por su gente. Licenciada en Economía y estudiante de Sociología en la UNED, esta joven de Almuniente utiliza las redes sociales para dar voz a los pueblos como el suyo. Con su activismo, impulsa el emprendimiento, la participación comunitaria y el cambio de narrativa sobre la vida rural, demostrando que vivir en un pueblo no es quedarse atrás sino apostar por un presente y un futuro lleno de posibilidades.
¿Qué hace una joven de 23 años hablando del mundo rural en redes sociales? La mayoría de personas de su edad optan por perfiles sobre moda, viajes o estilo de vida.
Yo estudié mi carrera en Alcalá de Henares, donde me encontraba bien. Para el trabajo fin de carrera, elegí investigar sobre las oportunidades de emprendimiento en el medio rural y la temática me apasionó. De hecho, daba sentido a cosas que ya intuía viviendo en mi pueblo y que veía reflejadas en la teoría. Sin embargo, al terminar el proyecto, volví a Madrid y durante todo un año, no volví a hablar del medio rural. Me sentí incómoda y desconectada. Y fue eso lo que me llevó a buscar programas para desarrollar proyectos sobre emprendimiento rural; encontré uno que se ajustaba, pero no me seleccionaron. Durante la Semana Santa, y leyendo un ensayo sobre el medio rural, empecé a pensar qué me detenía y por qué era necesario esperar. Si las redes sociales permiten a cualquiera crear su propio medio, ¿por qué no empezar yo a hablar de esto? Además, yo era usuaria de las redes sociales y, a pesar de mis búsquedas sobre este tema, no había encontrado ningún perfil personal dedicado al medio rural. Durante un tiempo, fui preparando ideas y, en junio, publiqué mi primer vídeo.
¿Cómo resultó?
El resultado fue increíble. Solo me presentaba y hablaba de mis intenciones, y alcanzó más de 400.000 reproducciones. Además, derivó en muchos comentarios de personas que manifestaban su interés en el tema y me animaban a continuar. Fue una reafirmación para seguir adelante y durante el verano, continué grabando más vídeos.
¿Y con ese primer contenido alcanzó los 10.000 seguidores?
No tantos, pero me dio la base de mis seguidores actuales. De hecho, creo que atrajo a unas 6.000 personas hasta mi perfil. Después, otros vídeos también han sido muy reproducidos y me han permitido seguir creciendo, pero nunca con el impacto del primero.
¿Dónde cree que está su punto fuerte o su gancho?
No lo sé. Yo creo que hablar de un tema del que casi nadie habla y tiene nicho de mercado. Después, vídeo a vídeo vas aprendiendo. Hay algunos temas que creo que gustarán y después, no obtienen tantas reproducciones; y al contrario. He tocado ya muchos temas diferentes: vivienda, pueblos de colonización, emprendimiento, medios de transporte, fiestas…
Algunos de sus mayores seguidores estarán en Almuniente, ¿cómo perciben su labor?
Por supuesto. Las reacciones de la gente de mi entorno son maravillosas. Por ejemplo, me hace mucha gracia mi tío Roberto, que siempre que vamos a algún lugar me insta a grabarlo, o mi padre que cree que me he dejado cosas por decir sin entender que los vídeos deben durar un minuto escaso. También me deja claro que debo grabarme delante de todas las casas del pueblo, sin dejarme ninguna, que a la gente le gusta que aparezca su vivienda… ¡y tiene razón!
¿Ya las ha sacado todas?
Yo creo que sí, pero todavía daré otra vuelta, sacando cada rincón de mi pueblo, que otra cosa que me encanta: dar visibilidad a Almuniente.
Su trabajo en redes sociales ya le ha dado más de una alegría. Hace poco fue invitada a participar en el Foro Telos 2024 de la Fundación de Telefónica. ¿Qué tal la experiencia?
Maravillosa. Al principio tenía cierto miedo. Pensaba que otras iniciativas rurales, muchas de ellas con años de trayectoria y resultados estupendos, podrían ver mi proyecto con cierto recelo. Pero cuando han visto mis ganas, mi pasión y mi conexión real con el mundo rural, donde están mis orígenes, la acogida ha sido increíble. El Foro Telos me permitió comprobar algo muy significativo: desde el ámbito urbano empiezan a tomar conciencia de que el mundo rural tiene mucho que aportar. La invitación surgió a raíz de un artículo que me invitaron a escribir para la revista y que versaba del diálogo intergeneracional en el medio rural. Los organizadores me conocieron a través de mi vídeo viral y decidieron contar conmigo. Por su parte, el foro era sobre divulgación en redes sociales, y los demás ponentes eran un físico, un astrofísico y un médico. Fue emocionante ver cómo el medio rural entraba en esa conversación. Creo que eso refleja que, poco a poco, lo rural se está ganando su espacio en grandes debates.
El buen periodismo tiene siempre una intención. ¿Se puede aplicar a los creadores de contenidos? ¿Cuál es su propósito o qué busca provocar?
Mi intención es dar visibilidad a las cosas buenas y explicar las no tan buenas que pasan en los pueblos. A mí me molesta mucho cuando estoy viendo las noticias y sale una información donde se dice que se cierra un colegio, una sucursal, faltan servicios sanitarios… esas noticias cansan ya. Otro ejemplo que siempre pongo: hablan del medio rural y sacan las imágenes de la localidad de Illán de Vacas (Castilla La Mancha), que tiene solo dos habitantes censados y es el pueblo más pequeño de España; en mi opinión, eso no es representativo del mundo rural. El mundo rural es ese pueblecito, claro, pero también muchos otros con mayor número de habitantes y servicios. No puedes asociar solo esa imagen a la vida en el pueblo porque puede generar desinterés y rechazo. Y, por ello, mi intención es darle la vuelta, y mostrar las cosas chulas que tiene la vida rural y que son muchas.
A la hora de elegir los temas, ¿qué papel juega su formación en Economía y Sociología?
Un papel importante. Desde la Economía, el emprendimiento es algo que me apasiona. Me interesa mucho cómo los problemas se interconectan y cómo el emprendimiento puede ser la clave para empezar a resolverlos. Un verdadero emprendedor es alguien convencido de lo que hace, alguien valiente y perseverante que, incluso en el medio rural, apuesta por crear servicios y oportunidades. Además, creo que son esenciales para diversificar la economía y generar impacto positivo en su entorno. Desde la Sociología, valoro mucho el componente social. Para mí, no se trata solo de perseguir grandes cifras, sino de construir proyectos que aporten algo significativo. En los pueblos, la comunidad y los valores que se generan son fundamentales, y creo que esa conexión humana es lo que hace realmente valiosos a los emprendimientos rurales.
Ahora ya no somos la España vaciada; somos la España de las oportunidades, ¿qué le parece esta nueva definición?
El término ‘la España vaciada’ creo que sirvió para visibilizar el problema, es decir, para identificarlo y darle nombre; pero una vez conseguido hay que redefinir el concepto y poner el foco en otro lugar. ‘La España de las oportunidades’ se puede acercar más a lo necesario, aunque sabiendo qué es lo que queremos, es decir, queremos repoblar, pero no a toda costa; queremos personas que vengan a crear, sumar y compartir.
Al hilo de lo que cuenta, tengo que decir que me encanta uno de sus lemas: “Un pueblo tiene tanta vida como sus habitantes quieran dársela”. ¿Cómo lo aplica a su relación con Almuniente?
Desde que tuve la idea de crear contenido sobre el medio rural, sabía que tenía que ir más allá, y predicar con el ejemplo. Me gusta ser consecuente con lo que digo. Por ello, he ido desarrollando varias iniciativas en mi pueblo como ‘Los libros al fresco’, que ni siquiera es idea mía, ya que es una iniciativa que una amiga realiza en su pueblo de Murcia, y que ha funcionado muy bien. Y eso es otra cosa que me encanta de los pueblos. Si ves una idea chula, impórtala al tuyo; nadie se va a enfadar, todo lo contrario. También organicé hace poco tiempo un taller de velas. La clave de todo es conseguir que el resto se implique y lo siente como algo propio. Yo lo hago todo, incluyendo aprender a hacer velas, pero luego los almunientinos y almunientinas tienen que apuntar e ir o no sirve de nada. Y eso hay que aplicarlo a todo. Tenemos que comprar en nuestros establecimientos, ir a los espectáculos que se organizan en la zona,… y aupar nuestro territorio. Hay que tener conciencia y responsabilidad rural con nuestra zona; hay que crear y participar, o no vale quejarse.
Desde tu perspectiva, ¿qué desafíos son los más urgentes para los pueblos en riesgo de despoblación?
Ahora mismo, uno de los grandes problemas está en la vivienda, ya que no hay inmuebles atractivos y disponibles. Hay muchas casas en mal estado o que no se sabe de quién son. Por ejemplo, Almuniente tiene un solar gigante en mitad del pueblo que pertenece a una persona que vive en México, ¡¿qué locura es esa?! También hay viviendas que están vacías la práctica totalidad del tiempo porque los propietarios dejaron de tener vínculo con la localidad. A ello, se suma el hecho de que el alquiler no existe en la mayoría de los pueblos o la complejidad y coste de ponerte a construir una casa, dejando sin muchas opciones al que se quiere instalar en el medio rural.
¿Cómo se puede despertar en los jóvenes el deseo de quedarse en el mundo rural y trabajar por sus pueblos?
Yo creo que la clave está en tener un ejemplo a seguir. Por ejemplo, yo soy la mayor de mis hermanas y mis primas y ahora, ellas ya miran de forma diferente el medio rural. Si la primera de tu círculo se va y no vuelve, tú vas a querer hacer lo mismo, porque es lo que ves y lo que crees que debes imitar. Yo intento que a mi alrededor ocurra lo contrario. Además, las animo a participar en cada actividad, apuntándolas las primeras, ya sea el club de lectura o el taller de velas. El ejemplo es fundamental. Si tú ves a alguien que ha apostado por quedarse en su pueblo, que desarrolla aquí su proyecto y además, tienen una concepción positiva de él y de su estilo de vida, vas a verlo como una opción y vas a querer hacer lo mismo.
¿Y usted dónde ve su futuro? Ahora mismo divide su tiempo entre Madrid y Almuniente, ¿pasan sus planes por asentarse en el medio rural?
Ahora mismo, yo trabajo en Madrid, y he tenido que decir que no a cosas por estar allá. A mí siempre me han vendido la idea de que no hay oportunidades en el medio rural sin explicarme que tú eres capaz de crearlas y eso es lo que me está ocurriendo ahora. A raíz de trabajar y luchar por el medio rural, me están apareciendo oportunidades que quiero aprovechar. Además, me he dado cuenta que a Madrid solo me ata la cabezonería de haberme ido; nada más; lo guay de ser tan joven es que las cosas que te atan a un lugar son mínimas. En mi caso, un alquiler, que se termina y ya está, y poco más. Además, cada día soy más consciente de las carestías de la vida en la ciudad y el sinsentido de los largos desplazamientos. Entonces, ¿me voy a quedar aquí cuando tiene más sentido volver? Y esa es mi idea. Se lo comenté a mi entorno, y me apoyaron, ya que además estoy en la edad de poder cambiar y hacerlo.