A través de una serie de juegos y de la mano de tres profesionales, los escolares de la localidad de Frula han recibido formación básica para poder reaccionar ante una situación de emergencia.
Raquel Esteban, Pili Beltrán y Lucía Fernández, que son técnicas en emergencias sanitarias, accedieron este pasado viernes a las aulas del centro, integrado en el CRA La Sabina, donde compartieron una instructiva y didáctica sesión con alumnos de entre 3 y 12 años.
Para favorecer su aprendizaje, y distribuidos por grupos, completaron una yincana, que estaba compuesta de cuatro juegos. A través de cada uno de ellos, los escolares aprendieron el conjunto de técnicas y actuaciones básicas a desarrollar ante una situación de emergencia, entre ellas, qué número deben marcar para pedir ayuda (112) y qué datos deben conocer sobre su ubicación, en qué posición debe colocarse a una persona que ha perdido la conciencia o cómo deben realizarse las maniobras de reanimación.
«La idea original del juego es de Lucía Fernández y desde el principio, consiguió enganchar a los escolares, que se mostraron atentos y participativos», explica Beltrán. Por ejemplo, los niños y niños interiorizaron el ritmo de los masajes cardiacos a través de la popular canción ‘SloMo’ de Chanel. También recibieron explicaciones sobre el trabajo diario de los técnicos en emergencias o del funcionamiento del 112.
A pesar de la disparidad de edades, Beltrán explica que lo importante es que los escolares reciban una serie de nociones básicas que les permitan reaccionar si alguien de su entorno requiere de atención. «También es fundamental sentar unas bases y de este modo, sembrar en los niños y niñas el interés por seguir aprendiendo y completar su formación», indica.
«Para niños y adultos, es fundamental -insiste Beltrán- tener una buena base sobre primeros auxilios, ya que cualquiera persona puede encontrarse frente a una situación de emergencia y la correcta aplicación de estas técnicas puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte». «Además, existe un gran desconocimiento e, incluso, mitos y errores, que pueden causar un daño mayor a la víctima», añade, subrayando la importancia de que familias, profesores o cuidadores reciban una formación adecuada al ocupar espacios de larga estancia de niños y mayores.