Clara Sesé es ejemplo de arraigo a Los Monegros y amor por su pueblo materno. Desde pequeña, su proyecto de vida pasaba por asentarse en Sena. «Yo aquí soy la más feliz del mundo», dice. Y es que para Clara la tranquilidad del pueblo «no se encuentra en ningún sitio». El pasado año, vio cumplido su sueño al coger el traspaso de una panadería de la localidad cuando se jubilaron sus dueños.
Clara vivía en Barbastro y trabajaba en Alcampell. Todos los viernes, cuando el trabajo se lo permitía, regresaba a su pueblo para pasar el fin de semana, aunque cada día con la idea más clara de residir definitivamente allí. «Coger el coche todos los días para ir a trabajar al principio cuando eres joven está bien, pero con los años piensas en el futuro y quieres establecerte en un sitio», explica. «Vivir en Sena era siempre mi primera opción», y por ello decidió comprarse una casa con su pareja, también vecino del pueblo.
La joven está formada en hostelería, panadería y repostería. Dos años en Huesca y cuatro en Barcelona, donde experimentó vivir en la ciudad sin que esa vida le gustase. «La libertad que te ofrece el medio rural no la tienes en ningún sitio», afirma. El 17 de julio de 2023 tuvo la oportunidad de coger el traspaso por jubilación de unos panaderos de la localidad, Inma y Rafa, de panadería Viñuales, y decidió dar un paso adelante y adentrarse en el mundo del emprendimiento poniendo en marcha la panadería A Muesos.
«Los comienzos fueron un poco duros porque no cerré ni un solo día», comenta, con el fin de que los clientes no se quedasen sin servicio. Además, su traspaso coincidió con el verano, época en la que «hay más gente y por ello más trabajo». La emprendedora ha ampliado los servicios ofrecidos por los anteriores dueños, que se dedicaban a la laboriosa tarea de hacer pan y llevarlo por los pueblos. Ahora, el pan se lo traen de Huerto y hace ella la repostería y panadería. También ha añadido la parte de venta de fruta y embutido, así como una ampliación de la parte de alimentación. «Tener un multiservicio en un pueblo pequeño es importante, ya que hay productos del día a día que puedes necesitar y así, a la vez que coges el pan, los puedes comprar y no tienes que desplazarte a otro sitio para comprarlos». Como explica, se trata de dar servicio «sobre todo a la gente mayor que no puede coger el coche y no disponen de quien les lleve».
La emprendedora afirma estar «encantada» con su vida en Sena y la marcha de su negocio. Define como «suerte» salir a la calle y tener ese contacto directo con vecinos y vecinas, sean de la edad que sean. «El contacto diario con la gente es bonito, ya que hablas con personas de todas las generaciones; por ejemplo, en la panadería los clientes vienen al desahogo diario, te cuentan una batalla de hace años, qué han hecho ese día para comer o qué planes tienen para el día siguiente», apunta. Para ella, su negocio se presta a tener una estrecha relación con la gente y, como concluye, eso es algo que «me llena».
Una gaitera más
La monegrina está además muy involucrada en la vida cultural del pueblo y es una de las primeras mujeres gaiteras integradas en el grupo local de dance. La puerta fue abierta por su profesora en la escuela de gaita y dulzaina, Nuria Montul.
Clara Sesé vivió su estreno en octubre de 2022, junto a otras dos compañeras, con motivo de la actuación en honor de la Virgen del Rosario. Las tres vieron cumplido su anhelo de incorporarse al grupo, que está declarado Fiesta de Interés Turístico de Aragón, al estar entre los más antiguos, completos y mejor conservados de la Comunidad. Y es que si por algo destaca Sena es por su conservación y difusión de las tradiciones locales, así como por su gran tejido asociativo. Numerosas asociaciones mantienen viva la actividad cultural del municipio durante todo el año. Algunas son de reciente creación y otras cuentan con una larga trayectoria. Por ejemplo, la Asociación Cultural Senense cumplió el pasado año su 50 aniversario. Una de las claves para conservar esa intensa vida cultural es la unión de sus vecinos, que queda reflejada en actividades como la del belén viviente, que contó este año con la participación de unas 200 personas para sacarlo adelante.