Ha sido todo lo que se esperaba. La Ronda de Boltaña ha reunido a un millar de personas en Grañén, que han disfrutado de sus canciones más conocidas y han respondido con sentidos aplausos a sus emotivas dedicatorias. Del conjunto, una de las más hermosas, ‘Mermelada de moras’ ha estado destinada a su ausencia más dolorosa, tras el asesinato del joven Fernando Úrbez, hijo, hermano y sobrino de tres de sus componentes.
Los integrantes de la conocida formación aragonesa también han dedicado sendas piezas a dos ausencias locales. ‘Días de albahaca’ ha ido dirigida a la que fuera directora de la escuela de Grañén, Raquel Zamora, y la siguiente, para el jotero Ángel Jiménez. Ambos eran grandes amantes de la música de la Ronda de Boltaña.
También han sido devotos y entregados los reunidos este sábado en el pabellón polideportivo de Grañén, donde la imagen era la de un día de fiesta mayor, con un público rendido a la cercanía y poesía del grupo del Sobrarbe.
Manuel Domínguez ha ido presentando cada una de las piezas, conectando con el público, al que ha explicado que el objetivo de la formación es narrar su día a día, la vida en los pueblos, y por lo tanto, su mensaje es compartido por todos los pueblos de Aragón. También ha hablado de su apuesta por abrazan las palabras, los modos de vida y las tradiciones de aquellos que nos precedieron.
Y, así, poco a poco, la intensidad ha ido creciendo, del brazos arriba del ‘Canto a la Libertad’ a ‘Mermelada de moras’, pasando por otros clásicos como ‘El país perdido’ o ‘La Tronada’.
El concierto ha sido agradecido por el Ayuntamiento de Grañén y la Comisión de Fiestas.