Doce alumnos-trabajadores continúan su formación en albañilería y jardinería en la localidad de Grañén, a través del taller de empleo impulsado por el consistorio y financiado por el Inaem (291.860,76 euros). La actividad, que había comenzado el 3 de febrero, se vio interrumpida con la declaración del estado de alarma y en la actualidad, ha podido reanudarse con todas las medidas de contención frente al coronavirus.
La iniciativa cumple varios objetivos: favorecer el acceso al mundo laboral de los usuarios y además, mejorar algunas zonas degradadas del municipio. Hasta ahora, los alumnos han trabajado en tres puntos de la localidad: las aceras de la avenida Flumen, la urbanización de la unión de las calles Santiago y San Isidro y la renovación del pavimento del patio del colegio Santiago Apóstol.
Los alumnos-trabajadores son once hombres y una mujer, todos ellos vecinos de Grañén, Montesusín y Curbe. El taller comprende formación y empleo y por ello, los beneficiados cuentan con un contrato en formación con una retribución igual al Salario Mínimo Interprofesional.
Durante la primera fase, las clases teóricas fueron más intensas y además, las prácticas se realizaron sin salir a la vía pública, según explica la directora del taller de empleo, María Eugenia Peralta. A ella, se unen además un docente y un monitor.
Al finalizar la formación, los alumnos obtendrá un certificado de profesionalidad en operaciones de acabados rígidos y urbanización, que, entre otras opciones, les permitirá insertarse en el mercado laboral como peones de la construcción, «un puesto muy demandado, incluso en la actual situación», indica Peralta. También adquirirán conocimientos de jardinería, ya que el taller incluye todo un módulo dedicado a esta materia.
«El objetivo es que sea una etapa puente, es decir, que les permita adquirir nuevas competencias y dar el salto al mercado laboral», indica Peralta. Todos los alumnos-trabajadores se encontraban en situación de desempleo.
Para ello, según indica, se necesita formación y además, motivación, lo que consigue el monitor, Joaquín Fontán, que «transmite su pasión por este trabajo y además, es capaz de mantener un gran ambiente de trabajo», añade la directora.
Ahora mismo, debido a las restricciones asociadas a la pandemia de covid-19, el grupo ha sido dividido en dos, con 6 miembros cada uno, lo que permite llevar a cabo varios trabajos de forma simultánea en la vía pública. Para Fontán, lo importante es que los alumnos «aprendan bien los conceptos y además, hagan un buen trabajo, ya que se trata de actuaciones necesarias y dirigidas al conjunto de la población». El monitor realiza un positivo balance del curso, gracias a la actitud de los usuarios así como a la dinámica de trabajo. «Su aprendizaje es el adecuado y las obras llevan un buen ritmo», indica.
Además de los contenidos relacionados con el certificado, el taller de empleo incluye formación complementaria en diferentes temas, como competencia digital, igualdad de género o prevención en riesgos laborales.