El belén de la cueva de la localidad de Grañén ha sumado más manos y nuevos elementos, incorporando un amplio poblado, una pintura mural exterior y un río de agua corriente. A los dos pioneros, Ángel Pertusa y José María Rivarés, se han unido otros dos vecinos, Miguel Fernández y Juan Garvín.
El primer montaje tuvo lugar hace tres años, con un doble objetivo: sumar a la dinamización del municipio y poner en valor la recuperación de una antigua cueva, que llevaba años abandonada y por lo tanto, en desuso. A través de un taller de empleo, fue recuperada y acondicionada, al igual que el resto de su entorno, que pasó de ser un terraplén de tierra a un bonita zona ajardinada.
Miguel Fernández, natural de Mallorca y afincado en Grañén, ha sido el artífice de la construcción del nuevo poblado y otro recién llegado, Juan Garvín, ha aportado sus conocimientos en electricidad. Detrás del montaje, hay muchas horas de trabajo y dedicación, pero también «mucha ilusión, ya que supone una gran satisfacción contribuir a embellecer y dinamizar nuestro pueblo», indica Pertusa. «Tenemos muchas ganas de sumar y colaborar, además estamos jubilados y tenemos tiempo, lo que nos permite contribuir a mantener viva y activa la localidad», añade.
El nuevo río, que incluye un puente y varios barcos, ha supuesto uno de los mayores retos, según detalla Rivarés. Sus artífices han incluido una pequeña cascada que funciona de forma intermitente a través de un motor. También han tenido que calcular la pendiente justa para garantizar la correcta fluidez del agua y escavar un pozo o desagüe al final del recorrido. «Hay que invertir tiempo y trabajo; son muchas las horas que metemos, pero nos gusta. Además, hemos creado un grupo unido, en el que hay buena armonía, lo que garantiza la ilusión y las ganas de seguir», añade Rivarés.
Ángel Pertusa, gran aficionado a la pintura, firma el mural situado en el fondo del montaje, donde se representa la cercana serreta vista desde Grañén, con las poblaciones de Marcén, Fraella, Tramaced y Piracés. La imagen muestra algunos de los elementos naturales más destacados del paraje como el Mobache, los torrollones o el pantano de Marcén. A esta pintura, y como novedad, ha sumado este año un pequeño cuadro mural en el exterior, que aprovecha un hueco natural de la roca y que representa un humedal. También ha sido el encargado de pintar las construcciones del poblado.
El belén también incluye varias figuras de animales como corderos, con un pesebre creado de forma artesanal, así como patos, caballos o camellos. El Nacimiento ha sido mejorado, sacando hacia fuera las figuras de María, José y el Niño. Asimismo, y como ocurre desde sus orígenes, las escenas han sido enriquecidas con objetos antiguos de uso agrícola o cotidiano de cerámica, madera o hierro como cencerros, ollas, tinajas, un puchero de metal, un fuelle, un rastrillo o una horca. Todo está iluminado y gana durante la noche.
Por segundo año consecutivo, el alumnado del colegio público Santiago Apóstol de Grañén visitará el próximo 19 de diciembre el belén de la cueva. Aquellos que lo deseen también pueden acercarse en cualquier momento. El montaje es visible desde el exterior. La idea es incorporar además algo de música suave.