El dance de Valfarta está de enhorabuena. A lo largo del último año, la ancestral formación ha sumado nuevos integrantes. Ahora mismo, y con menos de cien habitantes censados, 48 personas se atan el pañuelo y cogen los palos.
Durante las anteriores fiestas patronales, el mayoral del grupo, Miguel Ángel Labrador, lanzó un llamamiento, temeroso de que la tradición se perdiera, y la respuesta superó todas sus expectativas. Y no solo respondieron jóvenes y niños. También se sumaron familias enteras e, incluso, hubo madres y padres que se animaron a seguir los pasos de sus hijos. El matrimonio formado por Vanesa Martínez y Óscar Barón y sus tres hijas, Paula, de 11 años, y Lucía y Pilar, mellizas, de 9, son un buen ejemplo. Aunque los cinco residen en Zaragoza, visitan la localidad con mucha frecuencia. El padre es natural de Valfarta y por lo tanto, se muestra «feliz y orgulloso» de contribuir a que la tradición se conserve. «La verdad es que siempre nos había apetecido danzar y al crearse la escuela de dance, vimos la oportunidad; estuvimos una larga temporada en verano y nos animamos los cinco. Para mí, es una alegría, especialmente por mi padre, José Luis, que es natural de Valfarta y puede vernos danzar», señala Barón.
Dos de las niñas se integraron en el grupo el pasado año y después, se animó el resto de la familia. Precisamente, juntos se estrenaron este domingo, día 29, con motivo de San Miguel, patrón de Valfarta. «Si queremos inculcarles la importancia de mantener esta tradición y formar parte de ella; había que motivarles desde el ejemplo», señala la madre, Vanesa, a la hora de explicar qué les llevó a formar parte del dance.
A la cabeza del resurgir, está el mayoral del grupo, que vive el dance con gran pasión. Y, precisamente, inculcar ese sentimiento en el resto es ahora su principal misión. «Quiero que vivan el dance con sentimiento y con emoción; ya que será la mejor garantía de continuidad», explica Labrador, cuyo padre, Ángel, ya fue mayoral de la formación. El grupo ha estrenado este año pañuelos. A cada cuadro, le corresponde un color. También han hecho chapas conmemorativas con el fin de recordar su gran momento.
Durante la celebración de San Miguel, la formación acompañó con sus pasacalles la procesión hasta la ermita y después, junto al templo, interpretó dos mudanzas: San Miguel y el Clarín. Para la ocasión, acudieron los tres gaiteros de Sariñena: Leandro Cucalón, Javier Espada y Martín Blecua. También asistieron numerosos vecinos. De vuelta al pueblo, tuvo lugar la santa misa y después, hubo pasacalles por la localidad.
Aprovechando su buena voz, y dando continuidad a la tradición familiar, Miguel Ángel Labrador también ha vuelto a participar estas fiestas en el Canto del Romance y el Rosario de la Aurora.