La iglesia del monasterio de Sijena se ha quedado pequeña este sábado con motivo de la recreación del sepelio de Pedro II. El acto ha sido el más destacado entre las reconstrucciones históricas y talleres divulgativos organizados en el marco de las celebraciones del centenario de la declaración del cenobio como Monumento Nacional.
El cortejo fúnebre ha entrado en el cenobio siguiendo los pasos del original, que tuvo lugar en el año 1217 y que convirtió al monasterio en Panteón Real. La reconstrucción ha contado con más de 70 personas, que han encarnado diferentes papeles: caballeros, clérigos y religiosas, nobles o plebeyos. Para la ocasión, ha sido recreado el féretro del monarca, que ha llegado acompañado de su caballo enjaezado de negro y que ha sido introducido a hombros por los representantes de las diferentes órdenes militares (Orden del Temple, Orden de San Juan de Jerusalén y Orden de los Calatravas).
Dentro de los personajes recreados, han destacado el niño rey, Jaime I, los consejeros del monarca o las religiosas de Sijena, entre ellas, las hermanas de Pedro II, que «fueron las que lucharon por la recuperación de sus restos y su sepultura en el lugar que era su deseo, el monasterio fundado por su madre, la reina doña Sancha», tal y como ha explicado el coordinador de la recreación y profesor de la Universidad de Zaragoza, Darío Español. El rey, junto a sus caballeros, cayó en la batalla de Muret en 1213. A Francia, acudió en auxilio de sus vasallos, enfrentándose al Papa, lo que conllevó su excomunión y su entierro en Toulousse. La vuelta de sus restos reconfortó al conjunto del Reino de Aragón.
La recreación de aquel momento ha abarrotado de público la iglesia del monasterio. «Para nosotros, es un honor y un privilegio; todos estamos absolutamente encantados y es un sueño cumplido. Hemos trabajado durante meses, con el fin de ser fieles a las fuentes conservadas y ofrecer una inmersión histórica completa. Al final, reconstruir es rememorar, con rigor y pasión. Hemos disfrutado muchísimo y el público. La acogida ha sido excelente. Nuestras previsiones se han desbordado», ha reconocido el coordinador de la recreación, la primera organizada en el cenobio aragonés.
Tras su éxito, el deseo más repetido por recreacionistas y visitantes ha sido su consolidación en el tiempo. Antes del sepelio, ha habido otras recreaciones y talleres, tanto en el interior como en el exterior del monasterio, donde ha sido instalado un completo campamento con demostración de caballería de guerra, tácticas y arquería, cetrería, cocina o indumentaria de la época. Todo de la mano de investigadores, arqueólogos, docentes e historiadores, agrupados en su mayoría en asociaciones o grupos de recreacionistas llegados de diferentes puntos de dentro y fuera de Aragón. En total, han participado ocho, con una importante presencia de colectivos aragoneses, junto a otros llegados desde Cataluña, Navarra, Valencia, Madrid y Portugal.
Los actos, que forman parte del denominado Año Sijena, continuarán este domingo a lo largo de toda la mañana, con nuevos talleres sobre doña Sancha, tácticas militares o arquería. En este último caso, al igual que ha sucedido en esta primera jornada, los asistentes tendrán la oportunidad de conocer los diferentes elementos de la vestimenta de un arquero, del yelmo o casco a la malla, verdugo o crespina y por supuesto, los tipos de arcos utilizados, aunque lo más habitual en combate era el uso de ballestas, más rápidas, mortíferas y sencillas de manejar, según ha explicado Rubén Montañés, integrante del grupo de recreación del Club de Tiro con Arco Borriana y colaborador de la asociación zaragozana Alba Domus. Dentro de los diferentes tipos de arcos, han mostrado dos, el longbow y el arco recurvo.
El público, que ha podido comprobar la pesadez de las vestimentas, ha disfrutado de cada uno de los tallares organizados. Para muchos, ha supuesto además «una gran oportunidad de disfrutar de nuestra historia y del propio monumento», ha señalado una de las muchas visitantes, María José Justes, natural de Huerto y vecina de Barcelona.