La escritora Erika Jiménez Beltrán, vecina de Frula, ha dado el salto a la publicación con su primer poemario, ‘Mi yo en poesía’, editado por Con M de Mujer. La obra, un reflejo de sus pensamientos y emociones, recoge versos que transitan entre luces y sombras y que se inspiran en el propio camino de la vida. Será presentado el próximo 22 de marzo, a las 19.30 horas, en Frula, y ya está disponible en la web de la editorial.
Jiménez siempre había escrito en la intimidad y por lo tanto, vencer el miedo a compartir sus versos ha sido un proceso de crecimiento personal. Ahora, con su primer poemario en las manos, incluso se siente preparada para dar un paso más y vivir la experiencia de recitar sus textos.
¿Qué le llevó a escribir este primer libro?
Yo escribo para soltar, es decir, para dejar salir lo que llevo dentro: pensamientos, emociones… Y lo he hecho siempre, aunque nunca me había atrevido a mostrarlo, solo lo escribía para mí. De hecho, mi casa está llena de libretas, con miles de textos, pero tenía miedo de leerlos en alto, especialmente cuando era más joven, ya que pensaba que podían reírse de mi pasión por la poesía. No era lo habitual entre los jóvenes de mi generación.
¿Qué le hizo vencer esas reticencias y dar el paso?
A veces la vida pone a las personas que necesitas en tu camino. Y eso es lo que me ocurrió. A través de una de esas personas, decidí comenzar en un curso de escritura, pero estaba centrado en novela y preferí dejarlo. No obstante, justo antes de abandonarlo, hicimos una quedada en la Feria del Libro de Madrid, donde coincidí con varias de mis compañeras y además, tuve la oportunidad de conocer a gente nueva relacionada con el mundo de la escritura. Viví un día absolutamente inolvidable. Me sentí feliz e incluso tuve la sensación de estar en mi ambiente, como si aquel hubiera sido ya mi lugar en otra vida. A partir de allí, empecé a tomármelo enserio, es decir, a ponerme la escritura como un ejercicio diario que ha desembocado en esta publicación en menos de dos años.
¿A quién conoció en aquel viaje?
A una escritora maravillosa, autora ya de tres publicaciones, Marhya Pilar Balado, que fue mi guía durante la Feria del Libro de Madrid y que me presentó a las personas adecuadas. Su nombre está en los agradecimientos de este libro, junto al de Inmaculada Jaén, que me prestó su ayuda y consejos; y el de María José Chinestra, pintora de Frula, que es la autora de la portada de la publicación. También nombro a mi principal apoyo, mi marido, José Luis, y mis dos hijos, Blanca y Fernando.
¿Cómo definirías tu poesía en pocas palabras?
He intentado definirla en la portada, donde aparece el camino que todos recorremos. En la cara más visible, está la luz y el color; y en contra, al volver la hoja, lo oscuro y tenebroso. No es un libro dedicado solo a lo bueno; es un libro sobre la vida, con sus luces y sus sombras.
¿Hay algún tema o emoción predominantes?
Hay poesías sobre el amor, pero también sobre la enfermedad o la soledad. También aparece la despoblación, la esperanza o el campo. Hay textos sobre todo lo que me inspira, incluyendo las personas que forman parte de mi vida, especialmente mis hijos.
La poesía es un género muy personal. ¿La publicación es un reflejo de ti misma o hay una distancia entre el yo poético y la autora?
Hay mucho de mí misma, de mis emociones y pensamientos, y, tal y como he dicho, hay mucho de mis hijos. Ambos están reflejados en varias de las poesías. También me han inspirado amigos, vivencias y por ejemplo, los niños con los que trabajo como auxiliar de educación especial.
¿Hay poesías dedicadas a su pueblo y sus gentes?
Hay una que se titula ‘Mi pueblo’ y que escribí en un momento de inspiración, una tarde de las fiestas, que estaba dedicada a los juegos, con varios grupos de personas jugando al rabino y a los bolos. Pero es una cuenta pendiente. Si vuelvo a publicar algo me gustaría dedicar espacio a mi localidad.
Publicar un primer libro es un desafío, ¿cómo ha sido el camino? ¿Qué ha sido lo más bonito y cuáles las dificultades?
Lo más bonito ha sido escribirlo, es decir, el proceso creativo, ir dándole forma, las correcciones, las revisiones, las lecturas… El camino recorrido ha sido muy emocionante. A partir de ahora, supongo que también llegarán otros momentos bonitos, ya que me gustaría compartirlo con el mayor número posible de personas y, aunque me cueste y nunca lo haya hecho, recitar mis propios versos.
¿Y lo más complicado?
Sin duda, vencer el miedo inicial a publicarlo y compartirlo. Y, después, encontrar una editorial que cuadrase con lo que yo quería hacer y con lo que me habían recomendado. Al final, la encontré. Se llama ‘Con M de mujer’ y está especializada en la publicación de autoras.
Para usted, ¿qué supone haber llegado hasta aquí? ¿Cómo se siente?
Me siento emocionada, feliz y orgullosa, pero sigo teniendo miedo. Me apetece que la gente pueda leerlo y que sirva, pero no sé cuáles serán las reacciones.
Habla de utilidad y precisamente, como cierre, en un mundo tan acelerado y digital, ¿para qué cree que sirve la poesía?
Me parece muy necesaria. Además, es un género escondido, al que hay que dar visibilidad y empuje, por su capacidad para conectar con las emociones y entendernos mejor a nosotros mismos. Los jóvenes no consumen poesía y es algo que debería cambiar.