Torres de Barbués es la localidad encargada de inaugurar el calendario de fiestas de verano en Los Monegros. De hecho, su patrón es San Pedro, al que celebrarán el próximo 29 de junio. El programa de actos ya está diseñado y se alargará durante cuatro jornadas, del 27 al 30 de junio.
Dentro de las actividades más tradicionales, destaca la procesión, donde es ondeada su bandera al paso de la peana con el santo y el resto de feligreses. También se hace sonar la campana de su iglesia, incluso después del derrumbe de su torre, que tuvo lugar en plena madrugada de 2017 y que se saldó sin daños personales. Ahora, está próximo un convenio que permitirá su restauración.
Santiago Oliva, natural de Torres de Barbués, es uno de los vecinos con mejor memoria del lugar. Sus recuerdos y por supuesto, aquello que ha oído contar merece la pena ser rescatado y guardado. Así, y en relación al acto de la bandera, recuerda que tiene su origen en una antigua cofradía. Todos sus integrantes tenían «hijos mozos», señala, y en un momento dado, decidieron pasarles el testigo, con el fin de que fueran ellos los que la ondearan y mantuvieran la tradición.
También recuerda datos interesantes sobre el palo del que pende la bandera, que, según calcula, «tiene entre 150 y 200 años de antigüedad». «Se bajó del entorno de Arguis; y llegó sin desbastar, es decir, sin pelar ni nada, solo quitadas las ramas», indica Oliva. El monegrino también recuerda que ha sufrido más de un percance y por ello, «cada vez es más corto».
Antiguamente, los encargados de ondear la bandera eran el mayoral, que lleva el palo, y dos cordeleros, que eran los que tiraban a izquierda y derecha, con el fin de ondear la tela. «Los que sabían manejarla bien arrasaban, despeinando a las mozas cuando pasaban con la procesión», recuerda. «Y si había alguna casada en medio, también», añade Oliva.
En la actualidad, la bandera se sigue ondeando en tres puntos diferentes del recorrido, los mismos que antaño: la puerta de la iglesia, la replaceta del cura y en la esquina de carpintero.
Aunque este acto se mantiene, son muchas las cosas que han cambiado a lo largo de los años en las celebraciones de Torres de Barbués. Por ejemplo, antes se bailaba en la plaza y ahora, en el salón social. Además, las rondas se hacían con los integrantes de las propias orquestas, que solo llevaban instrumentos de cuerda y viento, y además, se invitaban a buenos joteros. Allí, entre otros, estuvo uno de los más conocidos de Aragón, el rondado de Pozán de Vero, Joaquín Campodarve, fallecido en el año 2022.
Santiago Oliva recuerda además que al carecer de fonda los mozos o quintos de cada año eran los encargados de dar de comer o cenar a los músicos y además, señala que ellos eran los que recogían las tortas y dulces ofrecidos por las mozas durante la ronda. Después, se compartían con buen vino.
Desde hace ya 25 años, los encargados de mantener vivas tradicionales como la salida de la bandera son los integrantes de la Asociación Jóvenes Amigos de Torres de Barbués. El colectivo, que suma 25 años de historia, es el que dinamiza la vida social y cultural del municipio, encargándose de la organización de fiestas, actos y jornadas e, incluso, del mantenimiento del bar social, donde cada tarde se dan cita vecinos y vecinas de todas las edades. «Aquí jugamos a las cartas, charlamos y reímos; el ambiente es siempre muy bueno», explica uno de sus integrantes, José Luis Capablo.
De media, cada tarde se juntan entre 15 y 20 personas, manteniendo viva la cercanía y convivencia vecinal, es decir, lo bueno de vivir en un pueblo. El negocio carece de adjudicatario. De hecho, está gestionado por los propios vecinos a través de un bote común. El fútbol suele reunirlos y entonces, comparten cena. También suele haber cada tarde hasta tres mesas de juego.
Víctor Forcén y Pilar Aguirre están entre los vecinos más recientes de Torres de Barbués. Aquí se trasladaron a vivir hace tres años. Y por fortuna no son los únicos. De hecho, los nuevos pobladores superan la docena en los últimos años. «Me gusta estar aquí; es el lugar perfecto para socializar y mantener vivo el pueblo», señala Forcén.
El salón social también volverá ser un punto importante durante las próximas fiestas de San Pedro, que incluirán todo tipo de actividades. Así, entre ellas, volverá la charanga Garrampa y además, habrá juegos e hinchables, cena popular y actuaciones musicales. A ello, se unirá la procesión y de nuevo, la salida de la bandera.