A orillas del Flumen y mirando el cielo, Grañén guarda una larga tradición astronómica, reflejada en el gran reloj solar que sorprende al viajero en una de las rotondas de acceso de la localidad. En su momento, el mayor de Europa. Tal vez también los astros sean responsables de la fortuna repartida en numerosas ocasiones por su administración de Lotería, entre las que destaca el gordo de navidad del año 2011, el mayor de la historia del sorteo, con 700 millones de euros repartido de manera íntegra con el mágico 58.268.
Este binomio, de tradición y futuro, marca el carácter de la localidad de manera constante.
Ocurre con su patrimonio artístico. Al retablo de la iglesia parroquial, una joya del siglo XVI salvada casi milagrosamente en 1936, se suma la pintura mural y contemporánea, que llena sus calles desde hace algunos años. Un proyecto del ayuntamiento que invita a los artistas más destacados del momento a realizar su obra en espacios públicos, y que ya suma trabajos de Ricardo Cavolo, Paula Bonet o Boa Mistura. El recorrido, que cada vez atrae más visitantes, ha colocado a Grañén como referente del arte urbano regional.
Algo similar sucede con sus fiestas. A la célebre festividad de Santa Águeda, con su elección de alcaldesa y las tradicionales corridas de roscas, se ha sumado en los últimos años el Festival del Terror, cita ya obligada para todos los amantes de este género cada noche de difuntos. Además, han recuperado dos procesiones, la de Santiago el día grande de sus fiestas y la de Semana Santa, gracias al impulso de varios colectivos locales. Dentro de ellos, cabe destacar la asociación Santa Ana, que además ha impulsado la curiosa celebración del Día de Los Hombres, y los grupos derivados de la Escuela de Música.
También la gastronomía ha seguido la misma inercia. La localidad, de larga tradición arrocera, ha visto cómo bares y restaurantes se han lanzado al tapeo. Cada fin de semana, barras y mostradores suman nuevas ofertas culinarias en pequeño formato, con productos tradicionales de la tierra o novedades. Establecimientos como el restaurante Avenida ofrecen encurtidos, ahumados y croquetas junto a otros platos como el canelón de pollo trufado o costillas de cerdo.
Descubrir algo nuevo sin irse lejos, visitar lo de siempre con mirada renovada.