La muerte de Jorge Villamil, de 19 años, ha causado un profundo dolor en su localidad natal, Grañén, donde el próximo domingo, a las 12.00, ha sido organizada una misa en su memoria. El joven falleció el pasado domingo, tras recibir un puñetazo mortal a la salida de un bar en la calle Eduardo Dato de Zaragoza.
A priori, la celebración religiosa tendrá lugar en la iglesia parroquial, donde el aforo máximo es de 60 personas. También se baraja la opción de trasladarla a la zona exterior del templo. Precisamente, a tan solo unos metros de allí, se encuentra la casa en la que el joven, junto a su familia, de origen colombiano, residió hasta que cumplió los 11 años. Después, junto a sus padres y hermana, volvió a Colombia, llegando a desplazarse a Estados Unidos y finalmente, a Zaragoza, donde residía en la actualidad.
«Nuestra infancia está en Grañén. Para nosotros, es nuestro pueblo, el lugar en el que crecimos. Y, aunque la vida nos haya llevado por caminos diferentes, conservamos grandes amigos, a los que agradecemos el apoyo y el cariño que nos han mostrado. Su aliento es vital en este duro momento», señala la hermana de Jorge, Luisa, que, junto a sus padres, tiene previsto participar en la misa organizada en la localidad monegrina.
En Grañén, sus vecinos recuerdan a Jorge como un joven «vital, educado y alegre», que, tal y como explica su hermana, «siempre alcanzaba todo aquello que se proponía con trabajo y esfuerzo». Su sueño era abrir un estudio de tatuajes en Zaragoza, donde ya había comenzado a realizar algunos trabajos. También tenía formación como barbero. «Sentía un gran apego hacia su familia y su aspiración era ayudarnos, especialmente a nuestros padres. Tenía grandes proyectos, que nos incluían a todos», añade la joven.
Desde pequeño, Jorge era además un buen deportista y de forma reciente, había crecido su afición por la bicicleta. Durante su estancia en Grañén, jugó como portero en uno de los equipos locales de fútbol, tal y como recuerda una de sus compañeras y amigas, Ylenia Melero. «Jorge era un chico alegre y cercano, que cuidaba sus amistades. Al igual que el resto de su familia, era una persona de gran corazón y sentimental. Valora más una dedicatoria o unas palabras sinceras que un regalo material», señala la joven. También su hermana, Yaiza, amiga de Luisa, recuerda con cariño a toda la familia, por su cercanía y sencillez.
El joven monegrino mantenía contacto con muchos vecinos del municipio, a través de las redes sociales y además, había estado en las últimas fiestas de Grañén, «donde coincidimos y hablamos como si los años no hubieran pasado», recuerdan Ylena y Yaiza Melero.
Desde su llegada, la familia se integró a la perfección en el municipio monegrino. Su padre trabajó como camionero en diferentes empresas y su madre, en una de las residencias de mayores de la localidad. «Son gente encantadora, generosa y trabajadora; y él era un chico lleno de vida, siempre sonriente y educado», recuerda uno de sus vecinos y amigos, Ángel Pertusa.
Sus amigos y allegados piden «justicia» ante lo sucedido y condenan las trágicas circunstancias en las que se produjo su muerte. El joven recibió un fuerte puñetazo a la salida de un bar, que le hizo perder el equilibrio y desplomarse sobre el asfalto, donde sufrió un traumatismo craneal. Aunque los sanitarios lograron reanimarlo, Jorge falleció horas después en la uci del hospital Miguel Servet de Zaragoza. El juez ya dictaminó el pasado miércoles el ingreso en prisión de su presunto agresor, de 24 años y origen colombiano.