«No todos podremos aguantar». Así de contundente se muestra David Pinós, del Bar Avenida de Grañén, al hablar del futuro más inmediato de los negocios de hostelería, que, a partir del próximo lunes, con la entrada del nivel de alerta 3 en todo Aragón, dejarán de poder servir en el interior de sus locales. Solo podrán mantener las terrazas al 50% y además, tendrán que adelantar a las 22.00 su horario de cierre, lo que hará que la inmensa mayoría dejen de ser rentables.
Por ejemplo, este hostelero monegrino calcula que su volumen de negocio quedará reducido a un 25%, con solo las comidas para llevar y la terraza a medio gas, que, tal y como recuerda, dependerá y mucho de la climatología. «Si hace frío o llueve, la gente no va a salir al bar», señala.
En la misma localidad, el bar Cañardo, que cuenta con un importante volumen diario de comidas y que había empezado a recuperar cierto ritmo de trabajo, también verá reducida al mínimo su actividad. «Seguiremos abiertos, con el fin de dar servicio a nuestros clientes habituales e ir dando salida a los productos que tenemos en las cámaras, pero somos conscientes de que el trabajo bajará mucho y además, sin saber hasta cuándo», explica su propietaria, Rebeca Callén, que todavía debe hablar con aquellos grupos de trabajadores que recibe a diario en su local. «No sé si seguirán viniendo y comerán en la terraza o directamente, cambiarán a jornada continua o se llevarán la comida de casa», explica.
La hostelera reconoce que la situación es «muy complicada» y además, arrastra al resto de sectores. De hecho, «detrás de los bares van los demás, desde los distribuidores de bebidas o alimentos hasta las fábricas o el ganadero», señala Pinós. «Yo he reducido al mínimo mis encargos», señala. «El problema es para todos», añade.
El bar Jano, también en Grañén, no tiene terraza y por ello, sus propietarios han optado por cerrar sus puertas a partir del próximo lunes, aunque, al igual que el resto de hosteleros, tendrán que seguir haciendo frente a los pagos.
En la capital monegrina, también existe la misma preocupación y malestar. «Las pérdidas van a ser importantes», señalan en el Hotel Sariñena, otro de los establecimientos con un volumen constante de comidas y cenas. «Ahora mismo, ya se nota mucho el cierre de las barras, y, a partir del lunes, el número de clientes se reducirá mucho más», señalan.
Un alto porcentaje de los hosteleros sienten además que se está estigmatizando al sector cuando la inmensa mayoría «cumple con las medidas establecidas y además, interviene para que se respeten entre sus clientes», señala Pinós. «Somos objeto de restricciones sistemáticamente», añade el hostelero, que considera además que es injusto que las nuevas medidas afecten por igual al conjunto de Aragón. En su opinión, deberían ir en función de la situación de cada zona de salud. «Ahora mismo, la zona de salud de Grañén atraviesa un momento complicado, pero puede que mejore en una o dos semanas y en ese momento, las restricciones también deberían cambiar», concluye.