E-mail: info@desdemonegros.com
Después de una larga ausencia, de la cual pido disculpas, vuelvo a esta cita con todos aquellos monegrinos o simplemente de cualquier interesado en saber algo más de nuestro rico pasado. Y lo voy a hacer para escribir sobre nuestro patrimonio, en este caso cultural, aunque este concepto es subjetivo e incluso no depende de los objetos o bienes sino de los valores que la sociedad en general les atribuyen en cada momento de la historia, y es la herencia cultural propia del pasado de una comunidad, con la que esta vive en la actualidad y que transmite a las generaciones presentes y futuras.
Hoy son varios los documentos internacionales que consolidan una visión amplia y plural del patrimonio cultural, que valoran todas aquellas entidades materiales e inmateriales significativas y testimoniales de las distintas culturas, sin establecer límites temporales ni artísticos, considerando así las entidades de carácter tradicional, industrial, inmaterial, contemporáneo, subacuático o los paisajes culturales como garantes de un importante valor patrimonial.
En Aragón, dentro del patrimonio que la Unesco ha proclamado patrimonio de la Humanidad, figura la Arquitectura Mudéjar, El Camino de Santiago, el Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica así como el Parque Pirineos-Monte Perdido.
El patrimonio del que quiero hablaros es del patrimonio religioso. Nuestro rico, destruido y saqueado patrimonio, cuando aún resuenan los ecos del último fiasco sobre la vuelta a casa de parte de los bienes sacados ilegalmente del Monasterio de Sijena.
Nuestras iglesias y monasterios atesoran o atesoraban, mejor dicho, el bagaje de muchos años de contribución de nuestros ancestros. No olvidemos que la riqueza pertenecía a los señores y era el producto de la explotación de los vasallos, de los siervos. En definitiva, construidos por obra y gracia de unos a expensas del trabajo de otros. Dejémoslo aquí y volvamos al tema.
Algunos años antes de que la Guerra Civil pasara como un vendaval por nuestra comarca, arrasando y destruyendo una buena parte de este rico legado, hubo una persona que en el año 1920 y en su calidad de Delegado regio provincial de bellas artes, visitó una buena parte de las localidades del Alto Aragón y describió de manera precisa los diversos enseres y edificios religiosos. Esta persona fue Ricardo del Arco Garay, que atendiendo la real orden de 1ª de Agosto de 1920 escribió el Catálogo monumental de la provincia de Huesca, hoy propiedad del CSIC que lo ha restaurado y puesto a disposición de cualquiera que lo desee. El documento agrupa por comarcas las diversas poblaciones, aunque hemos de señalar que no están todos y cada uno de nuestros pueblos. Ignoro el por qué unos sí y otros no. Lógicamente los pueblos que se citan todos pertenecen a la provincia de Huesca como bien reza el título de la obra literaria. Pero Del Arco no sólo describió un buena parte de los edificios religioso con su contenido y enseres sino que también nos dejó un amplio archivo fotográfico de más de 1000 fotografías, que hoy podemos ver en la Fototeca propiedad de la Diputación Provincial y que está ubicada en la calle Gibraltar en Huesca.
Con las diversas descripciones realizadas por Ricardo del Arco cualquiera podrá comparar lo que queda ahora y valorar las obras perdidas, destruidas o cambiadas de sitio (expoliadas).
Antes de entrar en más disquisiciones, unas breves pinceladas de la vida de Ricardo del Arco, sacados de la Gran Enciclopedia Aragonesa. Nace en Granada en 1888 y fallece en Huesca en la plaza de Navarra el 7 de Julio de 1955, atropellado por un camión militar. Pasó su infancia y adolescencia en Tarragona, cuyo ambiente cultural influyó en la formación de su carácter. Licenciado en Ciencias Históricas por la Universidad de Valencia en 1907. Facultativo de Archivos, Bibliotecas y Museos, tomó posesión en 1908 del archivo de Hacienda de Huesca, fijando su residencia definitiva en esta ciudad. En 1911, casó con Luisa Fortuño, de familia infanzona aragonesa. Cronista de la ciudad y ayudante numerario del Instituto Técnico. Ocupó también la dirección de la Biblioteca Pública y la del Museo Provincial. Delegado Provincial de Bellas Artes y de Excavaciones. Correspondiente de la Academia Española, de la de Historia y de Bellas Artes de San Fernando. Fundador y vicepresidente del Instituto de Estudios Oscenses. Interesado por la economía altoaragonesa, perteneció a la Confederación del Ebro y fue secretario de «Lamusa, Maquinaria Agrícola». Es autor de casi doscientos títulos, entre libros y artículos científicos, de carácter histórico y artístico, con temática aragonesa.
Y vamos ya a empezar con las transcripciones de la obra. El titulo exacto es, tal y como menciono arriba, Catalogo monumental de la provincia de Huesca formado por Real orden de 1º de Agosto de 1920.
Alcubierre
La iglesia parroquial debida a la munificencia de los Condes de Sástago data de comienzos del siglo XVII. Es de una nave, con bóveda de crucería. Su retablo es barroco, construido en 1701, de ocho metros de ancho por doce de alto.
La cruz procesional lleva el punzón de Zaragoza, hacia la mitad del siglo XV, y medallones de baja talla cuyos esmaltes, cuyos esmaltes traslucidos, fabricados en aquella ciudad han desaparecido.
Castejón de Monegros
La iglesia parroquial es de una nave levantada en el siglo XIV. Fue agrandada en 1591 cuando Castejón se hizo independiente de la jurisdicción de Sariñena, construyendo además coro bajo para sus racioneros. El ábside lo ocupa un gran retablo de tablas pintadas.
Consta de zócalo donde hay diferentes escenas de la pasión y muerte de Jesús y las efigies de San Pedro y San Pablo a guisa de puertas, habiendo sido mutilado en el centro para construir un sagrario y sobre este un tabernáculo a principios del siglo XVII. La parte principal consta de ocho tablas que representan la vida de Jesús y a Santa Ana y Santa Lucía de tamaño casi natural ocupando el compartimento del centro en una hornacina, la virgen y el niño de talla baja la advocación de la lumbre o de las Candelas, titular de la iglesia.
Es espléndida su ornamentación. Las grecas, los doseletes que adornan todas las tablas, el conjunto de surcos y relieves en estofado de oro de los vestidos y los nimbos de las imágenes, la pureza de líneas y el color suave de las facciones forman un bello conjunto que hacen de dicho retablo joya de valor. Es obra del siglo XVI en su primera mitad.
La iglesia posee una cruz procesional de plata sobredorada de fin del siglo XV.
En la ermita del antiguo castillo cuya parte principal aún se conserva en la cumbre de un cerro donde se asienta la villa hay un retablo gótico de tablas pintadas. Consta de tres compartimentos en el centro se ven las efigies de San Fabián y San Sebastián y en las tablas laterales las de San Gregorio y San Vitorian.
En el guardapolvo las armas de la villa alternando con los atributos del martirio de los santos Fabián y Sebastián. Es un retablo bien conservado. Son notables la expresión de los semblantes, la naturalidad en las actitudes y la finura de ejecución.
En la inscripción que hay en su parte inferior se dice que lo costeó el concejo y la cofradía de los santos primeramente indicados de la villa de Castejón y que se terminó el año 1517 a 8 de Mayo.
Hay una curiosa imagen de un diacono en madera con la dalmática profusamente labrada, siglo XV.
La casa de Buil posee un políptico esmaltado de factura aragonesa, de Daroca. Mide unos 20 centímetros de alto por 15 de ancho. Consta de doce compartimentos de esmaltes pintados de bastante finura y delicado colorido, representado pasajes de la Pasión y muerte de Jesús. En el remate la escena del calvario. Siglo XV.
--Continuará--
16/05/2016
TwittearLOPD | Website desarrollado por: Federico Vallés