A un solo día de comenzar su cosecha, José Manuel Allué, agricultor de Senés de Alcubierre, se ha quedado prácticamente sin nada que recoger. El granizo que cayó este pasado jueves arrasó sus campos de cultivo. En este municipio, se calcula que hay entre 400 y 500 hectáreas dañadas.
La tormenta, que se formó en la sierra de Alcubierre, también ha causado afecciones en fincas de Leciñena, Torralba de Aragón, Almuniente y Callén. Por suerte, son zonas muy concretas. De hecho, hay campos arrasados y a tan solo unos metros, otros sin afección alguna.
En Senés de Alcubierre, uno de los más perjudicados, la piedra alcanzó el tamaño de una aceituna y además, cayó muy seca. «En mi caso, he perdido gran parte de la cosecha en cuestión de minutos», lamenta Allué. Y no es el único. En este municipio, «hay campos completamente arrasados, en los que ni siquiera merecerá la pena cosechar», explica. Los cultivos más afectados son la cebada, el trigo y los guisantes.
«Ahora solo queda esperar a las peritaciones y confiar en que sean adecuadas», añade el agricultor, asumiendo su nueva realidad. Ahora bien, reconoce que es una pena quedarse sin cosecha a un día de su recolección y todavía más en un año como el actual, donde, junto a unos buenos rendimientos, se prevén precios de récord. De hecho, la cebada se sitúa entre los 350 y los 380 euros por tonelada cuando hace dos años rondaba los 180.