Samuel Sanz lleva alrededor de dos años viviendo en Valfonda de Santa. Allí llegó durante el confinamiento, junto a su mujer, Esther González, natural de esta localidad monegrina, y sus dos hijos gemelos, que ahora tienen 7 años. Aunque iba a ser algo temporal, los niños se enamoraron de la vida en el medio rural, lo que les llevó a tomar la decisión de dejar la ciudad de Huesca e instalarse en el pueblo.
Allí sus hijos disfrutan de espacios amplios y seguros, de un mayor contacto social así como de diversas actividades de carácter cultural y de ocio, que van en aumento gracias a la implicación de un grupo de vecinos, entre ellos, el propio Samuel, que, junto a otros padres y madres, figura entre los impulsores de la recién constituida Asociación Cultural Los Saltos.
Aunque su presentación oficial aún está pendiente, el colectivo ya cuenta alrededor de 60 socios, lo que se entiende al explicar que sus promotores suman varios meses desarrollando diferentes actividades con éxito y por lo tanto, gozan del respaldo vecinal. Por ejemplo, y por segundo año consecutivo, organizaron la celebración de Halloween, con un gran pasaje del terror que atrajo a un centenar de personas. También han llevado a cabo varios talleres de adornos navideños con mayores y pequeños.
«Al constituirnos como asociación, buscamos mejorar nuestra organización interna y mejorar nuestros recursos con el fin de desarrollar un mayor número de actividades. Nuestro objetivo es mantener vivo el pueblo, con todo tipo de actividades culturales, formativas y de ocio», explica Sanz, que ha sido elegido presidente del colectivo.
Mercadillo de Navidad
Para su puesta de largo, la asociación ha optado por organizar un Mercadillo de Navidad, que tendrá lugar el próximo 8 de diciembre y que ya tiene asegurada la participación de 22 puestos. Tendrá lugar de 11.00 a 19.00 y además, contará con varias actividades paralelas. Por la mañana, habrá un cuentacuentos infantil y por la tarde, música de batucada con la participación del grupo de tambores de la localidad de Grañén.
Dentro de los inscritos, figuran artesanos que trabajan la madera o el cuero, un alfarero o un soplador de vidrio. También habrá puestos agroalimentarios, de bisutería o complementos, papelería así como stands de carácter solidario. Para la ocasión, y a través de un taller de manualidades organizado hace unos días y dirigido a los más pequeños, decorarán el salón municipal.
Aunque los niños están entre sus prioridades, el colectivo nace con el fin de organizar actividades dirigidas a todos los sectores, hacer pueblo y dinamizar la localidad. Para ello, aseguran contar con ganas e ilusión.
El nombre de la asociación rinde homenaje a los saltos de agua que existen en la localidad, especialmente al situado en el camino de acceso a la ermita de Santa Ana, que en su día era lugar de reunión y diversión de los más pequeños y que desaparecerá con la llegada de la modernización, explica Sanz, que, junto al resto de la junta gestora, espera que el colectivo sea creciendo.