Lanaja vive con intensidad el arranque de sus fiestas en honor de San Mateo. A rebosar estuvo la plaza este pasado martes en el inicio de los actos y tan solo un día después, vecinos y visitantes han vuelto a llenarla para disfrutar de la esperada vuelta del dance. A través de sus vistosas mudanzas, la formación ha hecho vibrar al público y con sus dichos, les ha sacado más de una sonrisa, aunque los mayores aplausos han sido para replicar su dedicatoria a aquellos vecinos que se llevó la covid.
Antes de la actuación, ha tenido lugar la procesión y la misa baturra, que ha contado con la participación de la formación local Castillo de Montoro. Los danzantes han llegado además después de cumplir con la renovación de cintas y la interpretación de la pastorada.
Los dichos se han ido intercalando con las mudanzas, recordando divertidas anécdotas y chascarrillos vecinales. Así, recitados en forma de verso, han hablado de vecinos que se convirtieron en protagonistas de las fiestas de San Lorenzo, uno por saltar al ruedo y dejarse desnudar por la vaquilla y otro por formar parte de la dotación de bomberos que ante el olvido de unas llaves tuvo que intervenir en el tradicional Saludo al Santo. «Si no es por el de Lanaja/ pá ratos ponen la pañoleta al santo», han señalado Noemí Oto y Julio Bernad, la primera pareja en subir al escenario y recitar el bloque inicial de los dichos.
También han sido muchas las enhorabuenas por nacimientos y casamientos y, como suele ser habitual, los danzantes han dado más de un tirón de orejas a la actual corporación, a la que pide soluciones ante la falta de viviendas y más previsión a la hora de reactivar servicios. Hubo que esperar para disfrutar del servicio de bar en la reapertura de las piscinas.
Rubielos, Broquel y El Degollao dan nombre a algunas de las mudanzas que la formación ha incluido en su repertorio. En este último caso, uno de sus más jóvenes componentes ha subido sobre los hombros de los danzantes agrupados y ha dedicado replicados vítores al patrón, San Mateo. La actuación ha terminado con el vistoso Baile de las Cintas. Acompañando cada paso, han estado varios músicos locales dirigidos por todo un veterano, Macario Andreu.
En Lanaja, el papel del mayoral está repartido entre dos experimentados danzantes, Eloy Abadías y Ángel Condón. Ambos están al frente de una nutrida formación, integrada por 40 personas entre hombres y mujeres. A pesar del parón, han explicado que mantienen «intacta la ilusión» y gozan de excelente salud. También han mostrado su satisfacción por la vuelta, aunque sin olvidar a los que ya no les acompañan.
Durante la actuación, la formación ha permitido que veteranos componentes pudieran matar el gusanillo cogiendo los palos e interpretando una de las mudanzas.