Javier López, Mariano Ortas, José Miguel Sanz, Lorenzo Sanagustín, Carlos Calmuntia, Jesús Fanlo o David Peña están en la larga lista de agricultores que este martes por la noche se levantaron del sofá o de la cama y acudieron a colaborar en la extinción del fuego declarado en el secadero de cereales Santiago de Grañén.
«Al llegar, la imagen impresionaba, pero había que actuar y colaborar», explica uno de ellos, David Peña, que ya estaba a punto de meterse en la cama cuando le sonó el teléfono. El agricultor fue uno de los primeros en llegar a las instalaciones, donde se mantuvo varias horas sobre el tractor, esparciendo agua a través de la cuba, con el fin de reducir las dimensiones del incendio y evitar su propagación a la fábrica.
«La prioridad era bajar la intensidad en la zona de la pista, con el fin de proteger el molino y la deshidratadora. Y se consiguió», explica otro de los socios, Javier López, que se desplazó desde Albero Bajo. Otros lo hicieron desde Piracés, Montesusín o Sodeto. Y es que la SAT de Grañén suma alrededor de un centenar de socios y socias de una veintena de poblaciones del entorno.
Jesús Fanlo, vecino de Grañén, fue otro de los que acudió al recibir la llamada de uno de los trabajadores. «¡Corre, ven! ¡Qué se quema el secadero!», le dijo. Y, de inmediato, se presentó con el tractor y la cuba. Además de sujetar el fuego en la zona de la pista, los agricultores lograron contener su avance en las inmediaciones de la carretera A-1213, entre Grañén y Huesca, que tuvo que ser cortada al tráfico durante la madrugada. «Todo se hizo con seguridad y siguiendo las indicaciones de los servicios de emergencia», ha añadido.
«El secadero es nuestra casa. Se trata de una sociedad agraria y por lo tanto, es de todos nosotros», indica López, a la hora de explicar su rápida reacción y su esfuerzo. De hecho, estuvo en la zona entre las doce de la noche y las seis y media de la madrugada.
Y no solo actuaron los socios con sus cubas y sus medios. También fue fundamental la entrega de los trabajadores y responsables de la empresa así como la colaboración de otros agricultores y personas de la zona, según explica el presidente de la SAT, José Luis Oria. Hormigones Grañén cedió su balsa de agua, que está justo al lado de las instalaciones del secadero, y el guardia del agua, Javier Balsalobre, garantizó el suministro en la acequia más cercana. Por la mañana, el Ayuntamiento de Grañén ha cedido su plataforma para seguir refrescando las infraestructuras afectadas.
«Se trata de una empresa con un gran valor social, y no solo para Grañén, también para los pueblos del entorno. Vamos a estar en todo lo que nos necesiten», ha señalado el alcalde del municipio, Carlos Sampériz, lamentando la virulencia del incendio.
La luz de un nuevo día ha mitigado el desasosiego de la madrugada, donde el resplandor de las llamas y la fuerza del viento hacían pensar en un desenlace todavía más complicado. «A nivel emocional, nos va a costar recuperarnos, ya que hemos perdido una parte importante de todo lo conseguido a base de trabajo y esfuerzo», ha señalado Oria. El incendio del secadero ha tenido lugar en plena ampliación y mejora de sus instalaciones, tras una inversión que ronda los 2,6 millones de euros. «Por fin, y después de mucho esfuerzo, íbamos en la buena dirección», ha lamentado.
Más de 2.500 toneladas de producto calcinadas
El gerente del secadero, Mariano Ordás, también ha reconocido haber vivido una noche «muy dura», que, tal y como ha subrayado, tuvo momentos «de gran tensión». «Las condiciones meteorológicas eran muy adversas, por las altas temperaturas, el intenso viento y la baja humedad, y realmente, no hemos tenido la seguridad de que se iba a poder controlar hasta pasadas las cinco de la mañana», ha explicado, subrayando la importante labor de los servicios de emergencias así como de trabajadores, socios y agricultores de la zona.
Dentro de los momentos más complicados, Ordás, que ha pasado toda la noche en vela, señala la evacuación de un trabajador de la sociedad Releco, que estaba en la sala de cogeneración y que se quedó atrapado por el avance del fuego. El hombre pudo ser rescatado por los bomberos sin sufrir daños.
Y, en relación a la evolución del incendio, la principal preocupación estuvo en la cercanía de las llamas a las instalaciones productivas, ya que el fuego estaba en mitad de la pista, anexo a la fábrica, y por lo tanto, a otros almacenes de fertilizantes y producto. «La dimensión del incendio era considerable», ha dicho. De momento, y con una nave todavía ardiendo, se calcula que el fuego ha calcinado unas 2.000 toneladas de producto transformado y alrededor de entre 600 y 800 de materia prima, básicamente paja de cereal o alfalfa que debían procesar.
«De momento, hay que seguir controlando lo que está ardiendo, que está en plena combustión y no se puede extinguir, y después, habrá que limpiar el residuo con el ánimo de volver a estar operativos en el plazo de entre cuatro o cinco días», ha señalado Ordás.
Acompañado del diputado provincial Joaquín Monesma, también ha acudido al lugar el presidente de la Comarca de Los Monegros, Pedro Manuel Loscertales, que se ha puesto a disposición de los responsables de la sociedad agraria. «La situación es dura y complicada y por lo tanto, hay que estar acompañando y tendiendo la mano. Por fortuna, no ha habido daños personales, pero ha sido un incendio importante y aparatoso», ha dicho el presidente de la institución supramunicipal.