Entre los benefactores de La Cartuja de Las Fuentes, en el siglo XVIII, los hermanos Comenge, infanzones de Lalueza, ocuparon un lugar de primer orden, gracias a cuyas aportaciones se pudo terminar la iglesia, su ornamentación y el final de las obras del conjunto monástico.
Los Comenge pertenecían a un antiguo linaje con casa en el condado de Pallars. Fuentes documentales sitúan a esta familia en Perpiñán, en el antiguo Rosellón, donde poseían una gran casa a modo de palacio. Llegaron a Aragón y en primer lugar, se establecieron en Monegrillo, donde el infanzón Juan Comenge se casó con María Borraz, natural de este lugar, en el que vivieron varias generaciones. Asimismo, otra lo hizo en Sena y en la primera mitad del siglo XVII, Francisco Comenge vivió en Lalueza. Aquí tuvieron una gran influencia, llegaron a ser señores principales, poseyendo una gran cantidad de tierras, por lo que se establecieron definitivamente. La novena generación de esta familia establecida en Aragón se corresponde con la cuarta residente en Lalueza, y ésta fue la que jugó un papel fundamental en la construcción de la Cartuja de Las Fuentes.
Del matrimonio formado por Juan Francisco Comenge y Mónica Gascón, nacieron en Lalueza los hermanos Francisco Antonio, José Narciso y Juan Andrés Comenge que vivieron y ejercieron sus actividades en la segunda mitad del siglo XVIII, desempeñando puestos de cierta relevancia y trascendencia. Así sabemos que:
Francisco Antonio Comenge Gascón, vecino de Lalueza, obtuvo sentencia favorable en el juicio de firma del proceso de infanzonía ante la Real Audiencia de Aragón, en 1753, por línea recta de varón, desde Juan Comenge que nació en su palacio de Perpiñán por los años 1400. Residió en Zaragoza y consta que en 1759 fue abastecedor de los carniceros del estado eclesiástico de la ciudad.
José Narciso Comenge Gascón, infanzón como su hermano, fue, en tiempos de Carlos III, tesorero del príncipe de Asturias y de los demás infantes. Domiciliado en Madrid, tuvo el título honorífico de “Gentilhombre de la Casa Real de su Majestad”. Fue amigo y protegido de un importante hombre de la corte (al que luego nos referiremos): el duque de Béjar.
Juan Andrés Comenge Gascón, fue autorizado en 1746 para ordenarse como presbítero al demostrar que podía cubrir sus necesidades económicas con las rentas derivadas de su posición del beneficio perpetuo fundado en la iglesia parroquial de Lalueza. Una vez ordenado sacerdote llegó a ser prepósito o general de la Congregación de San Felipe Neri, y confesor y director espiritual del duque de Béjar.
El citado duque de Béjar fue D. Joaquín López de Zúñiga Sotomayor Castro y Portugal (1715-1777), XII duque de Béjar, conde de Lemos, Justicia y Alcaide Mayor de Castilla, Primera voz de la nobleza de Castilla, Grande de España. Recibió la Gran Cruz de la orden de Carlos III y el Cordón de la Orden de San Genaro de Nápoles. Caballero de la Orden del Toison de Oro, Gentilhombre de Cámara y Sumiller de Corps del rey Fernando VI de España, Ayo y Mayordomo Mayor de los infantes y del príncipe de Asturias, el futuro rey Carlos IV de España, por nombramiento de Carlos III. Sostenía a su costa un regimiento de tres compañías de hombres y armas. Al morir sin descendencia, fue el último miembro de la Casa Ducal de Béjar, pasaron sus títulos a la Casa Ducal de Osuna.
Sin duda, el duque fue, también como veremos, un gran benefactor del monasterio, y su estrecha relación con al menos dos de los hermanos Comenge, con los príncipes y el propio rey, Carlos III, hizo posible la llegada de importantes cantidades para poder completar las obras y la ornamentación de la iglesia.
Los hermanos Comenge eran consciente de la importancia de la Cartuja de Las Fuentes así como de la devoción de las gentes de la zona. En 1801, el padre prior Ventura Lázaro habla de José Narciso Comenge que “…de tiempo inmemoriable se ha profesado en su casa y familia una devoción muy particular a Nuestra Señora de las Fuentes, que se venera en monasterio de cartujos inmediato a su pueblo de nacimiento en el Reyno de Aragón (…) y que por esta causa él y su familia contribuyeron de tal forma a la reedificación de este monasterio y santo templo de Nuestra Señora que puede considerárseles como sus verdaderos artífices“. Su elevada posición económica y social les permitió manifestar su devoción de una manera efectiva, colaborando en la construcción del núcleo más fundamental de todo el conjunto monástico: la iglesia, que llegó a ser la parte más rica y de mayor mérito artístico de todo el cenobio.
Labor benefactora de los hermanos Comenge.
Su labor benefactora se remonta por lo menos al año 1760 y en ella, podríamos distinguir tres actividades:
1ª Procurar los recursos materiales necesarios. Además de sus propias aportaciones, proporcionaron otras a través de su mediación, procedentes de los círculos de la Corte donde tenían grandes influencias. Varios hechos confirman esta afirmación. Por ejemplo, en 1760, los monjes permiten a doña Salvadora Andréu, esposa de José Narciso Comenge, asistir a una misa de la comunidad (desde el coro de legos, a través de una ventanita abierta en el tabique que lo separa del coro de padres) “…en atención a lo mucho que esta cartuxa debe al favor y devoción que siempre a experimentado de la casa de don Joseph Comenxe en las limosnas que por su influjo se han recibido, y se esperan otras por el valimiento que tiene con el excelentísimo señor duque de Béxar para poder proseguir la fábrica de la nueva iglesia, sin las que sería mui difícil poder proseguir…”. En 1766, el prior del monasterio recibió una carta de Juan Andrés Comenge en la que notificaba que tenía “…para el retablo mayor trescientos mil reales de vellón recoxidos, pero no tenía para el tabernáculo correspondiente, y si les parecía esperar hasta ver lo que podía recoger…”. En 1777, se señala que el Príncipe de Asturias e Infantes “…por devoción al Excelentísimo duque de Béjar, su ayo y mayordomo, e influxo de nuestro insigne bienhechor el padre Andrés Comenge…” cooperaron con quince mil duros.
2ª Ocuparse de las diligencias y asuntos administrativos. De todo lo relacionado con la ejecución de las obras y sus trámites se encargó Francisco Antonio Comenge, seguramente por residir permanentemente en Aragón ya que sus hermanos pasaban largas temporadas en Madrid, entregados a sus actividades. Así en 1768 se le conceden poderes notariales, por decisión de la comunidad, ante el notario Bernardo Garcés de Sariñena “…para que pueda atender en el concierto del retablo mayor, tabernáculo, sillería y cualquier otra obra perteneciente a la nueva fábrica…”. Tras este acto, en 1769, Francisco Antonio contrató al maestro ensamblador Cristobal Ruiz para hacer la carpintería de las sillerías de los dos coros de la iglesia, de dos armarios rinconeras y de un facistol, y al escultor Carlos Salas para la realización del retablo mayor, tabernáculo, sillería del coro y aguamanil de la Cartuja. También en 1772 José Narciso participó en esta tarea, a través de su procurador Ramón García Garján, para contratar a Pedro Gutiérrez para dorar el citado retablo mayor.
3ª Configuración final de las obras. Como promotores y de acuerdo con sus gustos, es natural que ejercieran un cierto control en el resultado final de las obras. Hay una serie de detalles en los que se refleja cómo los consejos y apreciaciones de los Comenge tuvieron un importante peso específico, y los monjes siguieron al pie de la letra todos los deseos e indicaciones expresados por los hermanos, tales como derribar unos edificios (una tahona y una algecería o yesería) que producían un efecto antiestético delante de la iglesia, destinar una aportación o limosna a determinados menesteres, o hacer el traslado del Santísimo Sacramento y la imagen de la Virgen de las Fuentes del templo provisional al definitivo, una vez terminado, en una fecha concreta. Un ejemplo de su influencia lo encontramos en el retablo mayor donde, junto a imágenes tan plenamente ligadas a las devociones de la Orden Cartujana como la Virgen, San Bruno, San Juan Bautista, Santa Ana, San Joaquín, aparece la imagen esculpida de San Felipe Neri, en honor a Juan Andrés Comenge, general en Madrid de la Congregación fundada por este Santo.
El 16 de agosto de 1777 el vicario Ambrosio Gil informó a la comunidad que solo faltaban unos pormenores para que la iglesia estuviese completamente acabada y lista para que se pudiese realizar el traslado del Santísimo y la imagen titular del monasterio. Para completar estos detalles, los hermanos Comenge dieron cien libras jaquesas. Los trabajos consistían en colocar las campanas en la torre, trasladar el reloj de la antigua casa, poner las puertas en el sagrario y preparar los altares. Aquel mismo día, la comunidad decidió que todo el conjunto se pusiera bajo clausura, siguiendo las órdenes del padre visitador. Así el día 21 de agosto de 1777, tras haberse concluido de “…levantar y sentar las puertas en la portería nueva…” quedó la clausura establecida.
Nuevos preparativos precedieron la bendición del templo. Primero se comunicó la iglesia con el claustro mediante el derribo de tabiques y la apertura de puertas. El 13 de septiembre de 1777, estando la iglesia “…adornada y compuesta…” se bendijo y se celebró la primera misa, tras recibir licencia del obispo don Pascual López.
Para evitar el tumulto y el ruido del festejo de la bendición de la primera piedra de la iglesia, decidieron con el beneplácito de Juan Andrés Comenge y las licencias del Prior General y los padres visitadores, hacer el traslado del Santísimo y de la imagen de la Virgen en el más estricto secreto. Para este fin, José Narciso Comenge y el escultor Carlos Salas llegaron el día 14 de septiembre de 1777 a la Cartuja. Durante esa jornada, se cerraron las puertas del monasterio y seguidamente, los monjes realizaron el traslado de la imagen de la Virgen de Las Fuentes y de la custodia que contenía las Sagradas Formas, en una procesión por todas las galerías del monasterio desde la iglesia provisional donde se encontraban hasta la nueva iglesia. En la procesión, participó toda la comunidad, don Manuel González, Cristóbal Valenzuela, José Narciso Comenge, Carlos Salas, criados y familiares. Una vez en la iglesia, el padre vicario introdujo las formas en el interior de la capilla del sagrario, colocando parte de las mismas en un pequeño sagrario sobre una mesa de altar, y la custodia, con una sola forma, en el interior del tabernáculo, abriéndose seguidamente las puertecillas que dejaban ver la citada custodia desde la iglesia. La imagen de la Virgen fue subida a su camarín.
Una vez terminada la ceremonia, los monjes se retiraron y José Narciso Comenge comunicó por carta el acontecimiento a los pueblos de Lanaja, Lalueza y Sariñena. Al día siguiente, los habitantes de Lanaja fueron a venerar a la Virgen de las Fuentes, mientras que los de Lalueza lo hicieron el día 20 de septiembre del mismo año.
Alberto Lasheras
Fuentes:
-Monasticón Cartusiense. Tomus IV, España: Pars I. ( Elena Barlés Báguena, Eduardo Barceló de Torres, James Hogg…).
-Analecta Cartusiana. Revue semestrielle Janvier-juin 1992. (Elena Barlés Báguena y José Ignacio Calvo Ruata).
-Escultura zaragozana en la época de los Ramírez (1710-1780) volumen I (Belén Boloqui Larraya)
-Centro de Estudios Bejaranos.
1. Visita del colectivo Apudepa y la Plataforma Salvemos La Cartuja a la iglesia parroquial de Lalueza.
2. Imagen del retablo mayor de La Cartuja antes de su destrucción.
3. Fotografía de la imagen de la virgen de Las Fuentes, en la iglesia de Sariñena.
4. Escudo de la familia Comenge en la capilla de la iglesia de Lalueza.