Coincidiendo con la primera noche de luna llena de julio, un numeroso grupo de vecinos de Sena volvió a reunirse en el tozal de la Mora. El acto ha logrado afianzarse como una tradición de carácter popular y en total, se lleva repitiendo ya más de una década.
El esquema fue el habitual. Los asistentes se reunieron junto a la escultura dedicada a La Mora, a la que dedicaron varias piezas musicales con la ayuda de distintos instrumentos, entre ellos, la gaita de boto aragonesa. Acudieron personas de diferentes edades, que cantaron y bailaron y además, compartieron una agradable velada de charla y convivencia.
Además, este año el acto se aprovechó para reivindicar la pronta recuperación del puente de hierro, que se derrumbó de forma parcial en octubre de 2022, al paso de maquinaria pesada, y que juega un papel fundamental para acceder al monte de Sena.
Dentro de los asistentes, estaba la autora de la escultura, Josephine Monter, natural de Sena, que creó la escultura enel año 2006, dando forma a la protagonista de una antigua leyenda. La historia es conocida en toda la población y está protagonizada por La Mora, una mujer de origen árabe que decidió quedarse a vivir en una cueva en mitad de la sierra de Sena. La mujer había perdido a su esposo e hijos y carecía de un lugar al que ir tras la expulsión de los moriscos. Los cristianos aceptaron su petición y la mora se instaló en una cueva del entorno, que quedó impregnado de su presencia. La leyenda dice que todavía es posible verla las noches de luna llena, cuando sale de su cueva y camina hacia el río. Su visión es además presagio de buena suerte.