Sariñena ha vuelto a emocionarse con su dance. Tras dos años de suspensión, los vecinos han disfrutado este viernes del sonido de la gaita de boto aragonesa y del repique de palos y espadas. Antes de comenzar las mudanzas, y con la voz ya quebrada, el mayoral de la formación, Jaime Martín, ha dedicado la actuación a aquellos que «echamos de menos» refiriéndose a los vecinos fallecidos a consecuencia de la pandemia. Tampoco ha conseguido controlar la emoción al recordar la ausencia de veteranos compañeros o ensalzar las virtudes de la agrupación.
La actuación, declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón, ha marcado las celebraciones del día grande de las fiestas de Sariñena en honor de San Antolín. La jornada ha arrancado con la procesión y la celebración de la misa, donde ha tenido lugar la ofrenda de flores y frutos y el tradicional refectorio a cargo de los danzantes.
Tras abandonar la iglesia, los cuadros han ocupado la plaza de San Salvador, donde niños y mayores ansiaban volver a tocar palmas, mover los pies al ritmo de la gaita y reír o llorar con los esperados dichos. El presidente de la Diputación Provincial de Huesca, Miguel Gracia, y la vicepresidenta, Elisa Sancho, así como la Subdelegada del Gobierno en Huesca, Silvia Salazar, han estado entre los invitados a la representación.
La actuación ha sido especial por muchos motivos. Además de por su regreso, por el estreno de dos de sus figuras principales, el rabadán y el ángel, interpretados por dos integrantes de su nutrida cantera, Leo Mata Anoro y Shayla Jiménez Conte, respectivamente. A pesar de los nervios iniciales, ambos han bordado su interpretación. A él, junto al mayoral, le ha tocado formar parte de la pastora y ella, junto al diablo, ha sido una pieza clave de la lucha entre moros y cristianos, una correlación entre el Bien y el Mal. Por su parte teatralizada, el dance de Sariñena está entre los mejores conservados de todo Aragón.
También ha sido un día especial por los homenajes introducidos. A título póstumo, la formación ha recordado a uno de sus más notables integrantes, Domingo Lana, cuyos familiares han recogido la primera de las cuatro insignias de plata entregadas. Todas ellas con la forma de la gaita de boto aragonesa. Las otras tres han sido para Manuel Nogués, Isidro Clavería y Daniel Mir.
Las mudanzas de palos y espadas han arrancado con una pieza inédita en los últimos 22 años, los Pajarcillos, y de nuevo, han finalizado con la más vistosa, El Degollao, donde los danzantes han vuelto a voltear a los volantes. Antes, Jaime Martín ha recitado los esperados dichos, con jugosas anécdotas sobre sus vecinos y emotivas palabras acerca de los duros momentos vividos. Al inicio, ha señalado: «Hacemos bailes, verbena/ y por fin será la traca/ que rematará estas fiestas/ por tanto tiempo esperadas/ Solo me queda decirles/ disfrutemos, ¡que tocaba!».
Tras ello, los integrantes de la formación han compartido la tradicional tarta con la que son obsequiados por pastelería Trallero desde el año 1.966. Por la tarde, restaban algunos de los actos más esperados como la ronda de peñas o la actuación del grupo Aires Monegrinos. Hasta el domingo, habrá además otras muchas citas señaladas como el Grand Prix de Peñas, los correfuegos, el homenaje a la Tercera Edad o la cena popular.