El consejero aragonés de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Joaquín Olona, ha reconocido este viernes que todo indica que los ataques sufridos por varios rebaños en el municipio de Robres han sido obra del lobo detectado en Los Monegros. En total, han sido tres, causando la muerte de 35 ejemplares.
Aprovechando su visita a Femoga, y a preguntas de los medios de comunicación, el consejero ha explicado que fue su propio departamento el que solicitó el análisis de unos excrementos hallados en las proximidades del municipio, con el fin de despejar las dudas que entre los afectados existían sobre el resultado de las necropsias que los atribuían a la acción de uno o varios perros salvajes. El resultado de los análisis genéticos se dio a conocer este pasado jueves, señalando que pertenecían a un Canis lupus italicus, lobo italiano, el mismo tipo de cánido detectado en Los Monegos.
«Nosotros mismos pedimos que se realizara ese análisis genético porque había dudas. No es que desconfíe de los servicios técnicos, en absoluto, pero los ganaderos manifestaban serias dudas y por ello, se decidió realizar estas pruebas que han confirmado que es lobo», ha indicado Olona. «No se trata de criticar o cuestionar las necropsias, pero se ha comprobado que ha habido un fallo, lo que no quiere decir que no tengan utilidad o se hagan mal. Las necropsias aportan una información valiosa. Lo que hemos hecho ha sido atender a las dudas que los interesados y los ganaderos manifestaban, y tenían razón», ha subrayado.
Asimismo, Olona ha recordado que nunca se ha negado la presencia del lobo ni tampoco se ha tratado de convencer a los ganaderos de que su existencia es buena para el sector. «No es bueno para la ganadería, es un problema; y por ello, aplicamos ayudas que permitan paliar los costes derivados de la presencia de este animal», ha señalado. A raíz de los últimos análisis, el departamento aragonés de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente anunció ayer que incluirá a la localidad de Robres en la próxima convocatoria de ayudas para hacer frente a los sobrecostes derivados de la presencia del lobo y el oso para la ganadería extensiva.