La bodega El Vino del Desierto, ubicada en Lanaja, ha cumplido ya once años de andadura, los mismos que lleva presente en Femoga, la Feria Industrial, Agrícola y Ganadera de Los Monegros, donde ofrece a sus visitantes la posibilidad de degustar y adquirir sus deliciosos caldos. El certamen es una oportunidad única de acercar al público un producto que emana de las características únicas del territorio.
De hecho, y según describe su promotor, Fernando Mir, es un fiel reflejo de un lugar único, Los Monegros, y el resultado de una tierra de cascajo, cierzo, boira y sol abrasador. Desde bien pequeño, el monegrino se empapó de la cultura vitícola. Primero, a través de su abuelo, y después, de su padre. Aunque vivía en Zaragoza, los fines de semana y vacaciones los pasaba junto a su familia en la localidad Lanaja.
Allí, sus abuelos tenían una pequeña viña en la que elaboraban su propio vino, el vino ‘pa’ casa’, como se dice en la zona. Lo zagaler iba creciendo entre Zaragoza y Lanaja y su pasión por las viñas seguía en aumento.
En 2001, mientras estudiaba Ciencias Empresariales en la capital aragonesa, su padre decidió plantar una pequeña viña en sus campos de Lanaja, junto con un olivar y un huerto, de cara a su jubilación. Por aquel entonces, Fernando tenía 21 años y, al terminar su carrera, en la que se especializó en Marketing, comenzó a trabajar en una bodega, dónde permaneció tres años.
Durante su estancia trabajando en el departamento de Marketing de la bodega, Mir fue dándose cuenta de que el sector vinícola le apasionaba. Por ello, decidió unirse a su padre y comenzar a plantar más cepas.
Sus objetivos eran claros: recuperar la tradición vinícola que existió en Los Monegros en el siglo XIX y crear vinos propios de la zona. En el siglo XIX, la comarca monegrina contaba con unas 6.000 hectáreas de viñas, y en la actualidad, rondan las 60. A pesar del retroceso general, Mir mantiene con éxito su apuesta. De hecho, su negocio está consolidado y además, sigue creciendo a base de esfuerzo e ilusión.
El productor ha aumentado su viñedo, ubicado en las faldas de la sierra de Lanaja, en el paraje de La Sardiruela, en pleno secano y a unos 450 metros de altitud, donde el clima, en invierno tan frío y en verano tan caluroso, salvaguarda la esencia del vino monegrino. En la actualidad, la bodega El Vino del Desierto cuenta con tres vinos: Sed, Duna y Árida.
Sed
Un vino tinto ‘Blending’ de 2020 y 2021 creado a partir de Garnacha, Mazuela y Syrah, sus tres variedades de uvas negras. Ambos verano muy cálidos, una maduración lenta de 11 meses en barrica y 12 meses en botella han creado esta edición limitada de 6.828 botellas.
Duna
Vino blanco de gran personalidad elaborado con las tres variedades de uvas blancas típicas de Los Monegros: Garnacha Blanca, Alcañón y Macabeo. Al degustarlo, puede notarse la grandeza de la garnacha, la variedad autóctona del Alcañón y la delicadeza y elegancia aportada por el Macabeo. No ha sido tratado por frío y su producción ha dejado una edición limitada de 3.392 botellas.
Árida
Por último, Árida es un vino blanco elaborado únicamente por Garnacha blanca. Envejecido durante 6 meses en barrica de roble americano, criado durante 12 meses con sus propias lías y otros 12 meses en su botella. El resultado ha sido la creación de un vino único, reflejo de sus orígenes y cuenta solo con 476 botellas.
La bodega El Vino del Desierto se ha marcado varios objetivos que espera alcanzar en 2024. En primer lugar, duplicar el número de vinos elaborados en Lanaja, alcanzando un total de cinco; y en segundo lugar, ampliar la superficie de producción y construir una nueva bodega, pasando de 11.000 a 18.000 botellas anuales.
Fernando Mir cree en las posibilidades de un enoturismo en alza y en la actualidad, ofrece visitas guiadas a su bodega. Tienen lugar los sábados. Sin duda, su historia personal y profesional resulta inspiradora. Para emprender, el viticultor asegura que lo único que se necesita es «paciencia frente a la burocracia, muchas ganas de trabajar y, lo más importante, ilusión por lo que quieran hacer».