Los propios profesionales del centro de salud de Sariñena han vuelto a alertar de los problemas con los que deben lidiar a diario por la falta de personal. Ahora mismo, debido a las vacaciones de tres de sus profesionales, solo cuentan con un médico y una pediatra, y en el plazo de un mes, se quedarán con tres facultativos menos, por la jubilación de una de sus doctoras y el traslado de otras dos. Ante ello, insisten en la importancia de que estas vacantes se cubran lo antes posible o de lo contrario, la calidad asistencial seguirá bajando.
Su preocupación está justificada, a la vista de lo complicado que resulta cubrir las vacantes en el medio rural. De hecho, como ejemplo, dentro de esta misma zona de salud, está la situación de las localidades de Sena, Villanueva de Sijena y Castelflorite. Sus vecinos llevan varios meses sin médico, ya que la baja de la sustituta de su titular, que sufrió un accidente de tráfico y que todavía debe recuperarse, no ha sido cubierta.
La jubilación de una de las actuales doctoras del centro de salud de Sariñena tendrá lugar el próximo 31 de diciembre y los traslados, el 18 de enero, dentro de los procesos derivados de las oposiciones para ocupar las plazas en propiedad que se llevan a cabo en el conjunto de Aragón. Desde el departamento aragonés de Salud, explican que «las vacantes que surjan por esta movilidad así como por jubilaciones saldrán al llamamiento único de interinos que previsiblemente tendrá lugar a principios de febrero».
Ahora mismo, por las vacaciones de tres de sus facultativos, el centro de salud de Sariñena ya vive una situación similar a la que podría darse si las vacantes no se cubren con rapidez. Y eso tiene una consecuencia directa en el día a día. Sin ir más lejos, el pasado día 11, tuvieron que hacer frente con escasos recursos humanos al atropello de una vecina, la urgencia de un bebé así como la realización de alrededor de 40 test de antígenos a dos grupos de escolares.
La voz de alarma ha sido dada por los propios profesionales del centro de salud de Sariñena, que han mostrado su preocupación por los problemas recurrentes de falta de personal, que, según explica Teresa Paraled, enfermera de Pediatría, se traduce «en una baja calidad asistencial». «Los sanitarios disponen de cinco minutos escasos para atender a cada paciente, ya sea por teléfono o de forma presencial, y por lo tanto, se hace un mal uso de la atención primaria, que pierde su verdadera función como herramienta de promoción de la salud y prevención de la enfermedad. Nos estamos convirtiendo en meros dispensadores de fármacos», insiste.