El primer concierto correrá a cargo de Matthieu Saglio Quartet.
El 5ª SoNna Huesca descubrirá como escenario este próximo sábado uno de los paisajes agrícolas más sugerentes y encantadores del gran desconocido sur de la provincia de Huesca. Por primera vez, el certamen visitará la Finca Valonga, en Belver de Cinca, un legado agrícola y de biodiversidad trabajado durante décadas que dibuja en el paisaje un mosaico de viñedos, nogales, olivos, almendros y cereal, con masas de agua diseminadas por sus 60 hectáreas en la margen derecha del río Cinca.
Antigua encomienda templaria, hoy es una empresa agroalimentaria familiar que comercializa directamente sus frutos: las nueces de Valonga, los tintos, blancos y bruts de Bodegas Valonga, y los aceites de arbequina de la Finca Valonga. Gestionada desde 1931 por tres generaciones de la misma familia, la finca ya contaba con viñedos y bodega propia desde principios del siglo XIX.
El programa de la jornada es doble. A las 18.00 horas está prevista una visita guiada y cata de vinos –las entradas están agotadas- y a partir de las 19.30 el concierto de Matthieu Saglio Quartet.
Gracias a un sonido reconocible y a su gran versatilidad, el francés afincado en Valencia, Matthieu Saglio, es uno de los violonchelistas más apasionantes de su generación. De formación clásica, fue precursor en la introducción del violonchelo en el flamenco con el grupo Jerez-Texas, con el que ha recorrido el mundo durante 20 años, a la vez que participaba en los más variados proyectos.
La formación que presenta en el SoNna Huesca es el Matthieu Saglio Quartet, en la que estará acompañado de los franceses Christian Belhomme (piano y teclado) y Léo Ullmann (violín) y del valenciano David Gadea (percusión). Los dos primeros han participado con Saglio en su último trabajo, Voices (2023), una selección de composiciones mezcla entre jazz, clásico, flamenco y músicas del mundo, que llega después de su aclamado El camino de los vientos (2020), con más de 8 millones de escuchas en Spotify.
“Con Voices he querido rendir homenaje a las voces del mundo, de hombres y mujeres de todas las edades y de todos los idiomas. La voz como esencia de la humanidad. Con la creatividad y generosidad de los músicos de mi cuarteto y el violonchelo como hilo conductor. Compuse a medida, soñando con cada uno de los invitados e imaginando sus mundos encontrándose con el mío”, decía recientemente Saglio.
Ana Lua Caiano en Altorricón
Al día siguiente, el Festival Sonidos en la Naturaleza regresa al parque de la ermita de San Bartolomé de Altorricón (Litera), uno de sus escenarios más habituales pues ha estado presente en las tres ediciones anteriores.
Lo que hace especial a la ermita de San Bartolomé de Altorricón es el parque que la protege, que crea un espacio ideal para observar el entorno desde la sombra. Extensas planicies, salpicadas de granjas y huertas; pequeños embalses agrícolas, balsas y plantaciones de arbolado se diseminan por el paisaje, ideal para la bicicleta o el paseo. La ermita de San Bartolomé es un templo románico del siglo XII, con alteraciones importantes en el siglo XVIII, que fue restaurada a finales del siglo XX.
En ese oasis literano ofrecerá su recital la portuguesa Ana Lua Caiano, una exploradora de la fusión entre la música tradicional de su país y la música electrónica. La compositora crea melodías que remiten a la tradición con coros, armonías y cánones, a las que se fusionan los sintetizadores y los ritmos y sonidos tomados de la vida cotidiana en un formato “one woman show”.
Se reveló como artista con sus dos EP, Cheguei Late a Yesterday y If Dancing is Only After, presentados en vivo en escenarios nacionales e internacionales (Womex, BIME Bilbao, MIL Lisboa…). Este año ha sido nominada en los Music Moves Europe Awards y acaba de grabar su primer trabajo de larga duración, Vou ficar neste quadrado, con el que ha girado por Europa este verano.
Ana Lua Caiano teje piezas delicadas con hilos antiguos y contemporáneos. Composiciones complejas atravesadas de loops y ritmos que incorpora para crear espacios para su voz. Bombos tribales, panderos y sintetizadores preludian declaraciones hechas canción que se convierten en estribillo electrónico que absorbe y engancha.
