Los análisis realizados sobre una muestra de excrementos que fue recogida en días pasados revelan la presencia del lobo en el lugar de los últimos ataques sufridos por ganado ovino en el municipio de Robres y atribuidos a la acción de uno o varios perros salvajes. Las nuevas pruebas invalidan los resultados de las necropsias y dan la razón a las sospechas de los ganaderos afectados, que se podrán acoger a la próxima línea de ayudas a las zonas en las que está demostrada la presencia del cánido.
Según han explicado fuentes del departamento aragonés de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, «los análisis han sido realizados en la Universidad de Barcelona y sus resultados acaban de ser conocidos por el servicio provincial de Huesca», que ha reaccionado de inmediato, incluyendo a la localidad de Robres en la próxima convocatoria de ayudas para hacer frente a los sobrecostes derivados de la presencia del lobo y el oso para la ganadería extensiva.
Los resultados de los análisis han llegado el mismo día en el que ha trascendido el tercero de los ataques consecutivos registrados en el municipio de Robres. Tuvo lugar la madrugada del martes al miércoles, aunque ha trascendido este jueves, y se zanjó con seis ovejas muertas y dos heridas. El patrón fue similar a los dos anteriores, concentrados en quince días. El primero se produjo el 1 de septiembre y el segundo, el 5, siendo ambos atribuidos inicialmente a perros, por la «cantidad» de mordiscos y su «escasa eficacia», según se determinó en las necropsias llevadas a cabo en el centro de recuperación de La Alfranca.
Ante su repetición, y antes ya del tercer ataque, la DGA ya adoptó varias medidas adicionales, con la recogida de los excrementos encontrados y la colocación de cámaras de fototrampeo. Según indican, las pruebas más claras las arrojan las muestras, cuyo análisis genético releva que «pertenecen a un Canis lupus italicus, lobo italiano», el mismo tipo de cánido detectado en Los Monegros.