Un total de 80 páginas con medidos textos y potentes imágenes dan forma al primer cómic histórico sobre la figura del monegrino más universal, Miguel Servet (Villanueva de Sijena, 1509 – Ginebra, 1553). La publicación, que lleva el sello de la Editorial Serendipia, es fruto del trabajo del guionista oscense Javier Marquina y el ilustrador andaluz Roberto García Peñuelas. Ya está en imprenta y de cumplirse lo previsto, llegará a las librerías el próximo mes de junio, con el objetivo de acercar al gran público el legado del médico, teólogo y científico aragonés.
«Será un descubrimiento para muchas personas, ya que ayuda a conocer la verdadera dimensión de Miguel Servet. En Aragón, sabemos quién es por dar nombre a parques, calles u hospitales, pero no sabemos ni todo lo que hizo ni todo lo que supuso, y fuera de Aragón, todavía menos. La idea era contar su vida, pero sin hacer una biografía al uso, insistiendo en su labor más desconocida, es decir, como teólogo y reformista, lo que nos lleva a centrarnos en tres de sus libros, que marcan su pensamiento y su periplo vital», indica el autor del guion, Javier Marquina.
La publicación describe el afán de conocimiento del monegrino y, al mismo tiempo, su carácter irreverente, audacia y valentía, denunciando la corrupción de las cúpulas eclesiásticas y defendiendo con argumentos sus ideas. Para los grandes reformistas de la época, Miguel Servet se convirtió en una amenaza contra sus intereses políticos y eclesiásticos, lo que le llevó a ser arrestado, enjuiciado y condenado a morir en la hoguera.
Marquina confía en que el cómic sirva para dejar claro el gran valor del personaje, que, tal y como subraya, fue «un exponente de la libertad de pensamiento y expresión». «Ante todo, Miguel Servet defendía la libertad de ideas frente a los dogmas establecidos por la iglesia católica y protesta, y eso es lo que debe perdurar en el tiempo y por lo que debe ser recordado», señala.
Miguel Servet, que desarrolló en sus obras su negación de la Trinidad, llevó la defensa de sus ideas hasta las últimas consecuencias. De hecho, llegó a presentarse ante su principal enemigo, Juan Calvino, aun sabiendo que aquella decisión podría conducirle de forma directa a la muerte. Y así sucedió.
Según indica Marquina, se trata de una obra «para todo tipo de público». Dentro de sus bondades, el cómic permite hacer «digeribles» escenas tan duras como la quema de una persona en una hoguera. Asimismo, insiste el autor, «es un vehículo perfectamente válido para contar la Historia, que durante mucho tiempo ha sido explicada como un conjunto de nombres y cifras, lo que resulta bastante árido, especialmente cuando profundizas e investigas y descubres que es una auténtica aventura, muy divertida y entretenida; un verdadero juego de complots. Todo el mundo se engancha a Juego de Tronos, como si fuera algo novedoso o rompedor, y en realidad, lo único que hacen es basarse en intrigas palaciegas y políticas que han sucedido a lo largo de la Historia. El cómic es un soporte muy visual y por lo tanto, perfecto para convertir la Historia en aventura, enganchando a la gente e iluminando los pasajes menos conocidos».
Aunque se hace referencia a los orígenes de Servet, natural de Villanueva de Sijena, el argumento de la publicación arranca ya en Italia, donde el lector se encuentra con un joven en crecimiento bajo la tutela de Juan de Quintana. Las ilustraciones están muy cuidadas, es decir, son muy fieles a las características y ambientes de la época, reconstruyendo al detalle plazas y edificios destacados en Europa. Roberto García apuesta por un dibujo realista y definido. En relación a los diálogos, su autor ha optado «por una mezcla de textos de la época y lograr un lenguaje que sea comprensible y accesible para todos los lectores. Es decir, que parezca del siglo XVI pero que todo el mundo en el siglo XXI pueda entender. Hay que jugar con esos factores, ajustarse al vocabulario de la época y no resultar excesivamente críptico», concluye Marquina.